(.) punto final.

Es triste, verdaderamente, triste, que cuando alguien al que quieres, respetas, le crees confidente, y ese cúmulo de cosas hace que sea tu mejor amigo... descubres que no demuestra, con el paso del tiempo, a mirarte con los ojos calientes de la amistad, a decir lo que crees que él piensa que has hecho mal, máxime si no tiene motivos de sobra para que se comporte así... a gritar un perdón, a dar las gracias.

Prefiero tener los labios cerrados, no quiero entrar en dimes y diretes... creo que el invierno ha llegado ya y es el punto final.

Prefiero quedarme con las cosas buenas que hemos hecho juntos, y no un sabor malo, negro... motivos no hay.

Prefiero llorar en mi letanía y a solas, con los ojos tapados, sin datos de crueldad, se verá, se verá, que la memoria histórica te surque el camino...

Prefiero enredarme con mis brazos, que esperar a que la razón muestre el dolor, agradezco todo lo vivido.

Prefiero que los hechos ocupen un lugar en mi viva memoria, sin furias ni heridas, porque yo me retiro, me alejo para que muros, palabras y canciones no me escuezan, ni me vuelvan triste.

Prefiero tener el cuerpo y la mente abiertos a la felicidad, a las personas en las que creen en mi...

y solo pido que te vaya muy bien, porque ese es mi bien para tí.. el mejor deseo.

Mi perfil de mi tristeza, volará como la hoja caduca, desintegrada con mis miedos, mis inquietudes y mi luna.

Motivos tengo para llorar, Prefiero cerrar, abandonarte, en caminos divergentes... Labios cerrados, mirada al frente, y mi tristeza te dirá adiós.

La tormenta me dice adiós, será imposible olvidarme que existes, pero así lo hemos querido... Dejándote marchar... dejando atrás, bajo los pasos renqueantes de mis zapatos... Cerrando los ojos ya, sin el abrazo del adiós, lejos de ti. La vida viene y va, y la evolución está a la vuelta de la esquina.

Hasta siempre, amigo.