flores frescas (microrelato)

Siempre hay flores frescas sobre el mausoleo, siempre frescas, siempre diferentes, siempre hermosas. Es como la prolongación de una existencia apagada, y que resarce la pena con la que te enfrentas a lo duro de una pérdida.

Me ves guapo, como nunca antes lo había estado, y el olor floral de entre mis dedos, evadió a todo al que tocaba como si de una ligera brisa se tratara, pero mi interior estaba mudo, hueco...

Muy pocas veces en la vida tienes suerte, ocasional, de coincidir en mi mundo con seres excepcionales, de esos que ya no escatiman en abrazos o buenas palabras o decirte los más nimios pensamientos y poder hacer de ti una postergación mágica, cargada de energía y sentirte por encima, a simple cinco centímetros, del suelo... y que involuntariamente te regala su presencia, y te grita sin voz que le haces falta.

Sencillez, tradición, pureza, eso es lo que intentas plasmar en las flores frescas depositadas en un diminuto jarrón, del que podías colgarte si pudieras y vivir tan solo de las inclemencias climáticas, y velar las noches en vela...

El sol por sol y la lluvia por lluvia serían derroche de una arrolladora plenitud de tu cielo, del que no hay segundo que no pueda alcanzarlo, porque el tiempo no existe allí y tu eternidad es mi consuelo... No estás lejos, sorteo mi desasosiego, y quiero ralentizar la ida, sí, una decisión fuerte y segura, no por no quererte, sino por mi.. porque nunca las cosas están del todo completas hasta que se destruyen, y yo me destruyo poco a poco, y mi órbita lunática se cierra contigo... Quizá cuando lleve meses o años, volveré a verme como soy... No quiero perderte, porque te encuentro en mi distancia y en mi hueco dejado... Paciencia no me falta. Amor tampoco.

Flores frescas siempre, en tu regazo, en tu infinitud... Sueño, Sueño contigo. Es inevitable.