Lycra, subidón y experiencia mariana ( by César)

Voy todo decidido al gimnasio para apuntarme de una vez por todas, hay que aprovechar que uno se ha levantado con cierto ánimo y subidón de autoestima por el cual creo poder ser capaz de pasar de un enclenque y raquítico porte a ser el próximo Duque. Son unos veinte minutos lo que separa mi morada actual del gym y según voy avanzando el ánimo desaparece proporcionalmente al daño que me hacen esos zapatos tan monos y más que monos caros que me compré precisamente para que no me doliesen los pies (grrr!!!)

Pero ya que he emprendido el camino, la romería la peregrinación…uno tiene su orgullo y no hay que darse la vuelta…prefiero pagar mensualmente un servicio que no voy a utilizar a volver cabizbajo a casa con la única compañía de la ausencia de esa valentia mañanera y el persistente zumbido constante y cojonero, una puñetera palmitación en mis pies enfundados en una piel (espero que sea piel) tan cara.

Un vez en la puerta del templo del culto al cuerpo de donde salen varios adeptos con sus cuerpos diez me arrastro y paso el umbral, voy a la choni recepcionista y muy amablemente me atiende, qué raro!!!

Me toman los datos mientras que hacen la porra entre ellos de cuantos meses, días o minutos voy a durar y entonces…en ese justo momento veo la luz…ante mí aparece, cual visión mariana, la razón por la que no voy a faltar ni un solo día a misa en este mi nuevo centro de fe. Aunque tenga sueño, llueva o truene, o me llegue un terrible dolor menstrual imposible por mi sexo, YO no faltaré. El hombre, monitor de no sé qué… da exactamente igual, ya sea de aguagym, body combat, pilates o preparación al parto, no pienso faltar a sus clases. Ese chico, gallego por el acento y griego por su perfil es la razón por la que yo no desfalleceré… Esperemos que no le salga ninguna espinilla y que siga luciendo sus ojazos verdes tan bien como sus poderosas piernas tan bien definidas entre otras cosas con esas estupendas mallas.

(TEXTO CEDIDO POR CÉSAR L. PIERRE)