Manhattan & Sushi VIII: dos cafés, dos polvos, dos amigas, dos cabalgan juntas, dos por la carretera...

- Joder, tía... eres la hostia... .- le dije a Bibi, después del beso que me plantó.- me ha gustado, ¿sabes?, pero no sé si sería capaz de follar con una tía. Meterle el dedo, aggrrr, no sé...
- Jajajajajaja... seguro que sabríamos follar mejor entre nosotras que tener a un tío.- asentaba Bibi, mientras se metía el sandwich a dos carrillos.- Mi peluquera que es bollo y muy comunicativa, me explicó que el sexo oral con una mujer es como comerte una gominola... blandito, terso... no sé, a mi no me importaría. En esta vida hay que probar de todo, acuérdate en la universidad, me dejé manosear por el profesor de etnología regional, y se corrió nada más meter su mano en mi pubis...
- Es que tu pubis es mucho pubis... .- le interrumpí.- o cuando hicimos el trenecito, puestos hasta las trancas de alcohol y drogas en la sala de la asociación de estudiantes del módulo de nuestra facultad.
- Sí, fue la bomba, ahí es donde conocimos a Marco, y él se enrolló con Luisma, el tío más feo de la facultad de humanidades. Marco luego nos dijo, que se enrolló con él porque le daba pena, y muchas veces le gustaba ejercer de ONG ante las desigualdades sociales.
Reímos recordando los días buenos de la universidad, en una época donde fuimos felices y que ahora volvemos con la nostalgia adherida a nuestros cuerpos después de una noche tan catastrófica para nosotras tres, que para el resto.
-¡Qué cabronazo, Marco, eh! ¿cómo le habrá ido? me muero por saber, Bibi...
Julián volvió a traer los cafés, pidiéndonos disculpas y alegando que tanta excitación era perjudicial para su corazón, porque había sufrido dos anginas de pecho.
- Entonces, perdónanos a nosotras, Julián... no volveremos a dar ningún show, menos mal que estábamos solas.
Julián ríe y nos obsequia con su sonrisa desdentada y un platito de dulces recién salidos del horno.
- Y esto para mis chicas... qué estáis muy delgadas.
- Joder, nos vas a cebar, esto luego se queda en las cartucheras y no hay forma...
No sentía ya dolor, después de desahogarme con Bibi, quedaba una sensación de bienestar y placidez. Era el momento de terminar de contar todo lo que me sucedía. En el exterior de nuestra vida, afuera, la puerta del bar abierta de par en par, amanecía... Unos rayos inquietos penetraban tras el cristal del escaparate proyectando el menú del día que jugaban a iluminar cada momento de nuestra conversación. Bibi me miraba preocupada, verdaderamente sé cuando una amiga quita hierro al asunto, haciéndome ver que no es importante lo que le he contado. Pero noto que le he transmitido mi preocupación; sé que Feliciano no volverá a mi lado.
- Todos morimos solos, Bibi. - me digo mientras muerdo un suizo relleno de chocolate.
- Sí, claro... ¿pero a qué coño viene a decirme eso? Si sigues comiendo así, no morirás sola, sino conmigo, de una subida de azúcar.
- Bibi...
- ¡Quéééé! Joder, estás rarísima... ¿no será el beso? ¿no te habrás convertido en bollo como el que tienes en la mano? Yo por una amiga me vuelvo harichrisna, bollo, monja y hasta penitente del Cristo del Gran Poder.
- No Bibi, no soy bollo, ya te dije que me gustó tu beso... pero lo que me preocupa es quedarme sola. No logro encontrarme, debo estar perdida en algún lugar entre mis temores y mis rencores, pero sé que debo rescatarme y no dejarme morir en vida.
- Venga, hombre, mira que estás trágica... ¿ni los bollos te alegran? no estás sola, Susa, lo sabes, estamos todos contigo... Nosotras las mujeres tenemos una obsesión con que tenemos que casarnos, procrear, ser estupendas amas de casa, esposas, madres... ¡Venga, coño...! qué estamos en el siglo XXI. Tenemos que encontrar a hombres de verdad, no sucedáneos, que nos lleven, que nos quieran de verdad, que lo único que les preocupe es que le beses al irte de casa.
- Uy, yo creo que esos ya no existen. O son maricones, o casados, pero el molde se jodió con el último.- le digo mientras derramo mi café solo entre los hielos del vaso.
- Bibi, dicen que de los errores se aprende, por lo tanto debo ser una tipa erudita, porque cada día que pasa meto la pata a veces incluso creo que lo hago con la intención de fallar o demostrarme algo. Fíjate, ayer, llamé a Feliciano y le dije que tenía una falta...
- ¿¡¡Una falta!!? no me jodas, Susita, no me jodas... Joder, ahora resulta que Feliciano es sinónimo de Felicidad... y yo pensé que si buscabas la palabra anodino en el diccionario aparecía su foto. Susa no me digas que estás preñada de semejante especie. ¡Mecagoendios! Susa, ¡Mecagoendios!... vamos que ahora mismo llamo a Kika que trabaja en la clínica Isadora y...
- Y nada, Bibi, no lo sé aún... luego vamos a la farmacia y me compro una mierda de esas que anuncian en la tele.
- Menudo cuadro... las dos preñadas... este tío tiene dos coños, uno para los pares y otro para los nones... ¡En qué pensabas, si se puede saber! follando a pelo, ahí llenándote bien la cuenca... ¡qué asco, Susita!
- Lo sé, soy lo peor, y encima me puede pegar algo...
- ¿Puede? ¿sigues abriéndole? Mira, te daba una hostia, así a mano abierta que te quitaba la tontería... Oye ¿y todo lo que has bebido esta noche?
- Ya.. al principio le odiaba, y por eso me bebí lo que me bebí... después le amaba, y fui al baño y me metí los dedos... Estoy confundida, hecha un puto lío... Y sí, sigo abriéndole.
- No me extraña que las mujeres seamos inspiradoras de las mayores tragedias del mundo antiguo, y qué razón.. si es que somos gilipollas... luego, no nos apoyamos unas a otras, generamos envidias... .- suelta a bocajarro Bibi, como enfadada con todo el género femenino.- Sí... Pandora, Eva, Princesa Éboli, Juana la Loca, y ahora tú Susana Jiménez... No te entiendo, tía...
Bibi se gira y grita a Julián que le ponga un carajillo para poder llevar lo que su amiga le está descubriendo.
- Tía con lo tuyo, subes el índice de alcoholemia... La tragedia regada pasa mejor al alma.. como que te anestesia, para poder asimilarlo poco a poco... No si tenía que haberme quedado con el tipo del aire... .- susurra al aire.
Mientras el café despierta mis sentidos, mi cabeza deambula perdida entre el mundo interior y exterior... o sea, cuerpo y corazón: universos desconocidos. Bibi, en silencio me mira, con una mueca de resignación:
- ¡Estás como una puta cabra...! Yo voy a estar a tu lado, hagas lo que hagas, entiendes, si quieres el niño, me vendrá bien otro título, el de tía.. si no lo quieres, haré de amiga acompañante para el despido. pero escucha lo que te voy a decir: te ruego, por el bien de nuestra salud mental; la tuya por ser la participante de este juego y la mía por absorber todo tu problema al ser confidente y amiga, que abandones al tiparraco sin sangre y hazme el favor, de devolverme la creencia en la humanidad de los hombres... Volver a creer que el amor es la libertad en su máxima expresión y que el corazón nos vuelva a latir en la esencia del pensamiento puro. No estoy borracha, estoy cuerda, llena de cafeína y de glucosa, para afrontar todo lo que se nos viene.- se levantó y me abrazó fuerte, de verdad.
- Gracias, Bibi... .- le dije, besándola en la frente.
- Vamonos a otro sitio, son las diez de la mañana... y este tío empieza con la fritanga... y odio oler a fritanga, a todo menos a fritos variados... Damos un paseo, hacemos tiempo y llamamos a Marco, que nos cuente y le contamos. Te vienes a casa, nos duchamos, y vamos a ver a Lola. Chusa la llamamos para quedar a comer. No tengo sueño, simplemente estoy cargada emocionalmente, ¿tú?
- Yo también... pero eres un gran apoyo amiga.
- Caer está permitido, Susa, pero levantarse es una obligación.

CONTINUARÁ...






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