Quizá...


 Cuando la decepción aparece, la esperanza se desvanece como una caricia. Escalofriante sentir una decepción ante alguien que quieres, amas, del que has entregado todo... tantas palabras, tanto tiempo perdido, educar en sentimientos, pero lo único que queda ya son los abrazos rotos y besos secos. Tristeza. 

Salí a la calle y empecé a caminar hasta la salida de la ciudad. Necesitaba estar solo, pensar. Aún encontraba a tiempo de macharme a mi casa, de huir. Miré el panorama que me ofrecía  y no tenía más que la barrera de las montañas. Altísimas. Duras. Forjadas de malos presagios. Eso, sí, era hermoso, ¿quién podía negarlo? pero no estaba en situación de contemplar la belleza con espíritu místico. A partir de aquel momento me encontraba en peligro. Mi vida cambiaría. Mi vida miserable, mi vida llena de losas que pesaban como un gran madero lleno de culpa. Me metí con decisión en mi destino, pero sufría. 

La valentía no es dejar de sentir el miedo, sino sentirlo y seguir adelante igual. Eso es creer en uno mismo. Esa nebulosa que acecha forma parte de cada uno de nosotros y cada uno tiene un efecto diferente, en mi caso, es como desollarme, dejarme en carne viva, si alcanza a despojarme de la esencia de mis sueños. Mi cuerpo vive de sus sueños y de ilusiones. La decepción lo borra de un plumazo. Decepción.

Ahora mismo, en este mismo momento de la precipitada llegada, se me hace difícil transportar a este sitio de ilusión toda la carga de mis sueños. Se me hace difícil, casi imposible, revivir de nuevo lo que arrastra el vértigo del instante preciso y constato con estupor que todo ha desaparecido de mis ojos, que mis ojos están ya inertes, mientras la visión persiste, viva, intacta, flotando en lo eterno, la magia del tiempo perdurará en esta memoria mía, líquida. 

Quizá sea un adiós, o un hasta luego, o un hasta siempre, solo el tiempo dirá en lo que hemos quedado. 

Solo quiero respirar. Y llorar. Llorar. Que te quise tanto, y que tu amor me es necesario. Llorar, sacarlo del pecho. 

Silencio. 



Picture: Boy erased (identidad Borrada) de Garrard Conley. Cubierta. 



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