Feliz Cumpleaños a mí

 




Nací hace 45 años años, a las cinco de la tarde, un parto difícil porque el médico pensaba que era un fibroma uterino... La palabra lo dice Fi-broma, no sé si fui una broma para mis padres, pero desde luego no estaba programado. El pequeño de 5 hermanos que siempre quería ser mayor, de hecho me dejé barba para aparentarlo, y lo conseguí, y oye no me ha ido mal. La frase "No me beses" era la que empañaba mis paseos, porque mi madre no quería que nadie me besara. ya se sabe cómo son las madres, los gérmenes y las envidias. Estuve mamando del pecho hasta casi los seis años, y así salí de hermoso, con los mofletes rosados, rubio paja y siempre con una sonrisa. Me inventaba mi mundo, jugaba con cualquier cosa y siempre entre las mujeres de mi casa. Fui un niño feliz, pese a que algunos se empeñaban en hacerme la puñeta, pero la vida tenía una bala en la recámara guardada para mí. He reído hasta la lágrima y he llorado hasta el desgarro. Soy visceral, la boca me pierde, pero luego no soy nadie. 

Me entrego a aquello que me importa hasta la extenuación, sea persona, animal o cosa y sufro, sufro mucho porque mi cubo medita, piensa y centrifuga cada cosa que limita mi existencia. Martillo pilón, tenaz, humilde e intento tener el lema: lo que no quiero para mí no lo quiero para nadie

Otoño de un noviembre atípico, sentimientos entre suspiros al aire con sonrisa, lloros tardíos en tiempos líquidos, silencios puros y algarabía de palabras en unos ojos que brillan en la distancia bajo la cercanía de un halo misterioso. Me encanta el cielo gris y la luna llena, el olor a tierra húmeda sobre piel de erizada de locura. 

He amado hasta la locura y me he sentido amado. Me han partido el corazón. He visto el amanecer entre la tranquilidad de uno mismo. He visto la belleza natural del ser humano, también la maldad más vil. Vivo y muero en cada momento. Echo de menos a mi madre, pero tengo tres que me dan la vida y a veces me la quitan. 

Tengo amigos poderosos, los mejores, que me dan la mano para no dejarme caer. ¡Qué afortunado soy! Pese a mi tozudez siguen a mi lado. También enemigos, porque caigo mal por naturaleza. No todo el mundo me quiere, los que lo hacen me lo hacen saber. Intento aprender todos los días y me gustaría aprender a amar con el mejor compañero de viaje, lo tuve, pero me salió rana, no príncipe espero encontrarle y si no, más se perdió en Cuba, porque debo inculcarme que nada ni nadie me impida ser feliz. Busco cada mañana un resquicio de felicidad, aunque tenga piedras en el camino, porque la vida ya se sabe, a veces nos da bofetadas a mano abierta. 

De manías plenas, me encanta el café y el chocolate, y de un tiempo a esta parte: La cerveza en compañía. 

Debo más de un beso y alguna conversación; quizá no haya quedado claro lo mucho que me cuesta a veces hacer las cosas, sentirme feliz o esbozar una sonrisa. Prometo hacerlo, como prometí no tomar ninguna pastilla más: Tú lo sabes, querido mío. Detallista y generoso, así me enseñó la mujer de mi vida. Lo que daría porque me dieras mi propinita para que me compre lo que quiera por mi cumpleaños, ella no sabía nunca qué regalar. 

Me encantaba perderme por el paraíso de la imaginación, mientras saboreaba una nube de golosina, de la bolsa de chuches que había adquirido con las 25 pesetas que me habían dado por mi cumpleaños... 

Era el mejor regalo, era uno de mis sabores preferidos que perduran de la infancia y que  gracias a ti, madre, no se me olvida nunca, por eso, indudablemente te extraño. Nunca antes habías dejado de ser estrella, piedra, viento o silencio, y hoy se me antoja que quieras ser esa luna que eternamente estrene traje justo para que yo no la mire, y poder perderme contigo montado en tu nube de algodón de azúcar. Esa que me gusta a mi... siempre.

De lágrima fácil, y de risa batiente aunque ahora esté borrada. Me encanta el drama, soy dramélico, adicto y vicioso. 

Hoy es el primer día de mis 45 años y espero que no se me dé mal. 

Feliz cumpleaños a mí. 






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