Espacio vital




La mañana se había puesto caprichosa; la cafetera escupió el café como si de sus entrañas saliese un alíen, desbordado por la encimera, pensé empezamos bien... Una ducha con agua fría hizo encoger hasta mi bilis y agrandar mi mala leche y mi tristeza. 
Cada mañana me sumerjo en la dicotomía de qué ponerme... ni que fuera una top model desfilando en la Fashion Week, pero casi... lo último, elegir el bolso, otra cosa igual, elijo entre un Hermès, un Michael Kors, un Loewe o un Zara... me decanto por el ultimo... perfume y Mask... Saliendo a la jungla... 
Espacio vital: 50 o 60cm, más distancia de seguridad, sí esa que se pasa la población por el forro, de circunferencia alrededor de uno mismo... 
Lecturas imposibles de James Clavell y Jane Austen, pañuelos de tela pegados por los restos, mandíbulas batientes de difíciles chicles o sueños insomnes, prolongación digital de extremidades superiores, palabras absurdas, pelucas al viento, sacudidas sin despecho, mascarillas de postureo en brazo o barbilla, desayunos no recomendables, alientos expulsados como los hedores de la Laguna Estigia... Me encomiendo a mis dioses...
Voy moviéndome cada mañana al son del traqueteo del tren entre los espacios libres que los usuarios me comen poco a poco... Todas las mañanas desafío a la Covid19... 
Mi espacio vital sufre cada mañana un golpe de estado...

Pintura: Jackson Pollock: Mural (1943).

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