¡Mami, T e t a!

Estuve mamando hasta los tres años, de ahí me viene este cuerpo inmenso, y esta sonrisa profunda de felicidad agarrado a la teta de mi madre. Cobraba sentido mi existencia, por ti, madre, escuchar tu latido y sentirme protegido, entre tus pechos y brazos, mecerme hasta caer dormido. 

La boca abierta y vivir el placer aferrado a tu pezón, mi elixir de vida, de dioses... Eras como mi copera olímpica, porque mira que te hice sufrir con mis dientecitos, con esos pequeños mordisquitos, a los que tus ¡Ay! gritados, me asustaban... 

Luego en la adolescencia, proclamas mi hazaña de estar prendido de tus tetas, a todo quisqui y yo avergonzado, soltaba que era una leyenda urbana...  

¿Te acuerdas que a la entrada de "Casa Labra", donde te gustaba comerte el bacalao rebozado, insistía en pedirte teta?:

- "Mami, teta, mami, teta, mami, teta...". Tirándote del escote, intentándote agarrarlas a manos llenas... Todo el mundo sonreía al ver que había conseguido subir a mis montes más preciados..

¿O recuerdas ese viaje en el talgo a Granada, que te empeñaste en darme un potito industrial, y yo me encargué de que los vecinos viajeros comieran directamente de mis labios espureados el guiso raro de ternera?

Terminaste enchufándome a tu y mi amada teta.

Nostalgias plenas y llenas de ternura. 

No hay nada más bonito y bello que ver amamantar a un bebé; no hay nada más tierno que ver la felicidad plena en los ojos de ese bebé que succiona vida; No hay nada más maravilloso que ejercer protección de una madre a su hijo.

Alegato a favor de la mujer, de la capacidad universal de ser madre, protectora y sobre todo, ser el principio de la HUMANIDAD. 

Despertar y sentir el pecho de una madre... dormir y sentir el sueño en el pecho de una madre... ES VIDA. 

¡Mami, TETA!