... Sin Espíritu Navideño ... ****


- ¿Qué coño he hecho yo para merecer esto?, dime, sí tú,  que me miras sin razón alguna, con cara de simio mongol.- gritaba señalando con el palo del mocho que había comprado a juego con sus mechas de color amarillo chillón que le había puesto en sus cuatro pelos, la prima Encarna.
- Calla, y déjame dormir, vieja.- le espeta tapándose con la colcha fucsia, un bigardo de casi dos metros de altura.
- ¡Qué me calle!, dice, ¿habrase visto? si tu padre levantara la cabeza... dios, si tu padre levantara la cabeza... .- se movía como un péndulo con las manos en jarra.- Bueno, mejor que no, porque no puedo más, sería más trabajo para mí... y no estoy dispuesta... mi marido ¿ahora?, ni muerta, pa muerto, él... Dios lo tenga en su seno o debajo del sobaco, pero que lo tenga... y a mi que me espere por muchos años.- santiguándose repetidas veces.- y no a su  lado, eh, señor, a su lado no... a mi en otro sitio, con una virgencita, al menos mataríamos el tiempo haciendo macramé o zurciendo, mmm, qué me gusta María Magdalena, una sufridora nata, ésta sí que sabe de la vida, no como tú cretino, ¡Levanta, coño! ¡qué tengo que limpiar!...
- ¡Joder, la vieja, menudo mitin!
- Mitin, desgraciao... ¡Me tienes hasta la pelambrera sobaquera, nenúfar...! ¡levántate y anda, y tenme respeto que soy tu madre! Para vosotros, los jóvenes todo lo tenéis muy fácil, os pensáis que la vida es de color de rosa, y no, entiendes, no, hay que sufrir, y de cada sufrimiento aprendes a volver a levantarte...
- Jooooder, mecagoenmiputamadre... haz el favor, eh? deja de darme la barrila... Cuando te pones en plan heroína, me echo a temblar... ¡qué mujer, dios!
- Estoy jarta de ser tu esclava, de tener que limpiarte y plancharte tu ropa, de hacerte tu cama, de guisarte, de comprarte lo que yo no me compro... Pero la culpa la tengo, yo... ¡¡la ten-go, yo, yo, parásito!!.- gritaba y zarandeaba a modo de explosión los cobertores que cubrían a su hijo.
¡Qué me mires, mastuerzo.. Si no fuera por mí, ¡ay, Virgen del pasador de plata!, si no fuera por mí, estarías en la calle... sí, en la puta calle... .- sus aspavientos con todas las extremidades creaban un pánico terrible a su hijo, que se descojonaba dentro de la cueva que se había hecho con la manta y la colcha.
En ese momento suena el teléfono, ella corre despavorida hacia el ruido ensordecedor del receptor, y su hijo se coloca para seguir durmiendo.
- Vamos, Vamos... ni caso..., te salvas por un momento...- murmura soltando el mocho.- 
- al menos tengo una horita más de sueño, porque se enrollará seguro.- sonríe cubriéndose la cara.
¡¡¡Ya voy, ya voy, qué prisas!!!.- grita como si la oyeran.
Coge el aparato con fuerza, y se lanza con todo su cuerpo en el sofá, si hubiera ganado la carrera de fondo.
- ¡Ay, coño, qué daño me he hecho en la cadera... .- descolgando.- ¿Dígame?
- Prudencia, hija,...
- ¡¿Diga?!, ¡¿Diga?!, no oigo ná, ¡¡quéééé, quiééén é??.- mosqueada.
- ¡¡Prudencia, coño, que soy la Raimunda, joe...!!
- Cuelgo, hala, que no oigo ná.- se levanta del sofá, se atusa el delantal,y se reorganiza los pechos metiendo una de sus manos en el sujetador. 
Vuelve a sonar el teléfono.
-¡Ay señó, qué susto!.- Digaaaa, quiésss???
- ¿Prudencia?
- Hola, Raimuncita, qué tal?.- sonríe y se acomoda en el sofá.
- Hola Hija, bien, aquí... que me he preguntado que andarías haciendo, Pruden... y Como hemos dicho de ir a tu casa a cenar por la pascua, para ver que llevo, que hago, que compro... tú me dices, Prudencita... 
- Todos los años, igual, hija, luego vas a hacer o traer o comprar lo que te salga de la zona noble, Raimunda, y lo sabes...
- Yoooo?? seguro??? siempre hago caso a tus recomedaciones... 
- ya, mira, haz lo que quieras... yo cocinaré lo de siempre, y si quieres traer algo me avisas para que yo no lo cocine.
- Vale, ¿quieres que compre marrano?, y ¿lo asas tú?, cielo...
- No, lo asas tú y lo traes asado... no me voy a complicar yo, además no vas a venir antes, porque a tu Manolo ya sabes que no le gusta venir a mi casa, porque Pepe siempre le asalta con temas políticos, y acuérdate, Raimunda, que el año pasado os fuisteis mosqueados...
- Hombre, te parecerá normal, que mi sobrino Pepe, empiece criticando las pensiones que da el gobierno, la subida del IVA, junto a lo mal que lo están haciendo en esta legislatura.
- Claro, me parece anormal que sigas pensando lo mismo, Raimunda, cuando estamos como estamos... Qué quieres que te diga, hija, que sois un quiero y no puedo. Qué parece mentira lo que ha pasado padre y madre en sus tiempos, y ahora porque tengas tierras en el pueblo, te creas una terrateniente de pacotilla, porque tu Manolo, lo que se dice hacer no hace nada, hasta le tienes que vestirle tú, porque confunde la manga con el cuello, Raimunda.- severa y con sorna.
- Oye, no me toques las palmas que me conozco, porque tu hijo Pepe es un arrastrado, un vago, y con solo verle la cara sé que no somos bienvenidos, Prudencia...
- A mi casa entra quien me sale a mi de mi coño, moreno, y punto. Mi Pepe está harto de que se aprovechen de mi, y que llegado el mes de Agosto te acuerdes de las fiestas y estés llamándome para ver dónde lo hacemos, hija, en el mes de Agosto, cuando estoy de vacaciones... y después hasta tres días antes no vuelves a mencionar nada.
- Pero si eres tú, joder, que no dices nada, y yo soy una persona que me tengo que organizar, mis hijos, mi marío, mi trabajo, y no puedo estar pendiente de tus caprichos y tu mala cabeza.
- Me estás hartando, bonita, el año pasado me freíste a mensajes desde el super, para ver lo que comprabas; que si pa los niños chuletitas no, que son muy caras, mejor alitas, que si para nosotros lomo embuchado. Que hacías tú la cena pero con condiciones; cenar a las ocho y media, y a las once todo el mundo fuera, porque madrugabas, ¿no te acuerdas, "metomeentodo"?, y al final se hizo en mi casa y te fuiste a las tres de la mañana, y porque discutisteis mi Pepe y tu Manolo... ¿no madrugabas?... es que todo es muy fuerte, todo lo tuyo muy fuerte, Raimunda.
- Me vas a echar en cara todo, Pruden?
- Te voy a echar en cara todo lo que haces mal; que yo llevo mucho tiempo callada, y ya no puedo más, siempre lo mismo, Raimunda, qué estoy fritita en parrilla con tus comentarios, tus no haceres, tus desaires... se acabó.
- ¿No quieres entonces que vayamos, Pruden?.- melancólica.
- Pues va a ser que no. Qué no quiero chantajes, tú en tu casa y yo en la mía.- se ríe.
- ¿En serio?
- Claro que hablo en serio, por una vez, voy a ser yo la quien decida. Hala, bonita, Feliz Navidad.
Colgó.

Se levanta del sofá decidida a que su hijo se despertara, empuña el mocho, se acerca y vio que la cama y su habitación estaba recogida.
A partir de entonces, Prudencia creyó en la navidad, y creyó en ella misma. Con prudencia.
- Soy Mujer y puedo ser contradictoria cuando quiera. Creo que la casualidad o accidente es solo la forma que tiene el universo de indicarte la dirección. Y esa dirección es solo mía. Quiero disfrutarla.- se dijo mirándose en el espejo. 

(Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia... Gracias, amiga, sabes que eres parte de mi... te quiero).

   


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