Hilvanando destinos...




Estaba en la noche, construyendo su reflejo fugaz ante la sensación de hilvanar su maleta metálica que resonaba en el recodo de su estima, con la desesperanza de la vuelta a encontrar un mundo... 
- A veces  las palabras son sorprendentes.- se dijo como si la oyera alguien, si empezara una conversación con un interlocutor presente, pero estaba sola, sola con su maleta.
Regresaba de un lugar, cercano a su corazón, donde aprendió a besar, primavera del primer amor, de tonos verdosos y azulados en su interior... 
- Aquel lugar al que nunca debes volver.- retumbaba en su ser, le inquietaba y sentía el abrazo fuerte y el susurro de su abuela.
Encendió un cigarrillo, y entre sus dedos mezclaba el  abordaje del humo desprendido y su miedo a perder el contenido de su maleta. 
Pensativa, caminaba desnuda en la habitación donde había sido feliz, y quiso en su retina recordar mediante flashes de colores todo lo vivido, todo lo huido entre las islas de los restos de los besos y la pasión desprendida en su piel.
Sonrío, y entre sus labios rojos detuvo el tiempo.
Cogió cada una de las palabras y las guardo en si misma. Respiró con cada bocanada de aire contaminado de su raquítico cigarrillo, y abrió su maleta.
Nerviosa dejó la constancia de sus errores en el resquicio del compartimento; lo mediocre lo apartó de su mirada; Dejó expuesta la herida, mostró su alma. Abandonó la máscara y encerró en su rostro la sonrisa; el brillo de sus ojos iluminó su único destino: la memoria, los recuerdos y las huellas. Volver. Romper con lo de ayer.
Agradeció el silencio, el amor no obedece a sus esperanzas, su misterio es puro y absoluto. 
Cerró con ilusión, desde su libertad.   


Gracias, Gema, por ensalzarme siempre con tus palabras... No sé si he conseguido plasmar tu petición, pero al menos, me has inspirado el breve relato. 

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