Paisajes abstractos de mi desnudez


- Me llamo Marina Alteaga Zambrano, tengo 35 años, soy subdirectora de arte de una revista de moda y tendencias, de tirada nacional.
Construyo instalaciones en mi abandonado interior desde la terrible noticia. Mis representaciones exploran mi relación con mi afección, poseyéndome como un ritual, o una fantasía que quiero borrar de mi vida, pudiendo volar sin frustraciones a las que me veo limitada por mi cuerpo.
Tengo cáncer de mama en estadio II, que los médicos lo llaman estadio IIB, para que ustedes me entiendan; el tumor tiene dos centímetros y se ha diseminado a los ganglios linfáticos axiliares.
En tan sólo un segundo al oír, las palabras Carcinoma o Cáncer, un escalofrío recorrió cada indómita parte de mi piel, y un nudo despiadado ata con fuerzas mis entrañas, para no dejarme pensar claramente...
(Pasea y lo único que se oye es el martilleo de los tacones por la tarima)
Es como si te desmembraran de tu cabeza, porque es ella la que actúa a mil revoluciones por minuto, dando paso a la incertidumbre negra que como inquilina habita en la azotea de mi vida junto con mi enfermedad.
Ahora ya no pienso en mi sola, sino en tres partes, fraccionadas, en tres... Me intento perder, buscándome una respuesta ante una pregunta que retumba en los recovecos de mis entrañas: ¿Es posible que mis enemigos me envuelvan el mar?
(Una silla negra de diseño en medio, un cañón de luz la ilumina, ella a oscuras, la silueta adquiere importancia, su voz ejerce de bálsamo...)
Te plateas muchas cosas entre ellas; cuestionar si eres capaz de afrontar el dolor de tener un tumor, el valor social de padecer una enfermedad tan asquerosamente social, o por el contrario caigo en el desahucio social que ello conlleva; Tener que contar momento a momento, dolor tras dolor, a cada uno que te pregunta qué es lo que te pasa; o lo que es peor aún, escuchar las diversas, e inoportunas, opiniones sobre la práctica inútil del "yoismo", tan de moda últimamente.
Soy sincera, no me regodeo en mi mierda, tampoco quiero que me urgen en mi desnudez, para eso tengo estima y dignidad. Estoy enferma, ¿y qué?, ¿podré morir, y qué? ¿Existe una posibilidad de que no me hagan una mastectomía radical modificada?
Quiero curarme, eso sin dudarlo, pero tengo que mantenerme fuerte y firme, y luchar contra el monstruo de cuatro cabezas.
La verdad es que me siento desolada, porque a veces lloro sin sentido; cabreada porque no encuentro respuesta a la pregunta, ¿Por qué a mi?; Confusa por el derecho a la vida, o desgraciadamente que te ganen la batalla... y mucho miedo, por la incertidumbre y los malos presagios... Por eso me sumerjo en una continua tristeza.
Tengo muchas fantasías que no puedo lograr en la vida, en este momento, porque tal como la conozco, me frustran... Dilema que compartimos entre mi espíritu, mi razón y mi cuerpo.
Mis imágenes intentan ser metáforas de mi cuerpo metido en una mente que sueña, sobre la lucha que me enfrento cada día: tensiones y equilibrio, manteniendo viva la esperanza contra los obstáculos y vivir de una manera vulnerable aunque a veces me aplasten los malos pensamientos.
(Silencio, sentada con las manos en su regazo, vemos una expresión plana, y su mirada perdida en el horizonte... concluye...)
La vida no es esperar a que pase la tormenta... es aprender a bailar con ella...

(Telón... silencio... aplauso...)


Comentarios

  1. Miguel Angel sólo decirte dos palabras ME ENCANTA tienes una forma de expresar sentimientos, con tanta fuerza y pasión que logras poner los pelos de punta. Es simplemente genial, mil besos.

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