el poder del ADIÓS...

Tú y yo somos como dos estrellas detenidas en el espacio, separadas por la misma distancia y unidas por el lazo del recuerdo... No se sabe las cosas que merecen la pena, hasta que no las tienes; si te vas, me quedo solo, solito, sin la vuelta de tu sonrisa... ¿Dónde Vas? apriétame fuerte y sentir tu piel en mis escamas, como raras sensaciones... Si te vas, en mis lágrimas me pierdo, y en tus ojos ya no me encuentro, porque con cada roce enciende una brasa altiva, duradera en el mismo hielo mojado.
Tus brazos fuertes, y mi alma consecuente, sin poder de despedida, sin poder de venia. Todo está en mi puta cabeza. la cortesía de sentirte de congratular tu presencia y de chasquear tu lengua entre mis dientes... Volver a verte sin palabras, sólo con la furia de mi estima, ¿Donde irás? Si no vuelves me cubriré de océanos profundos, bajo el manto nocturno de corales, y las caricias de los pececillos no dejarán que mi negro zaino se apodere de mi deceso.
Se me ocurren tantas cosas, cosas malas, siento que te espero al otro lado, del exterior, de las rutas caídas por los caminantes entre pedregales y terrones pardos... Bajo el quitasol de la añoranza de tus besos grandes de esos en que la boca llora, húmeda, licuada por el delirio.
Con mis pies llenos de barro y la cara quemada por tu sol, vagaré a contracorriente... cambiando recuerdos por tu llegada, emocionado por la noche tan larga, en la que el tiempo paró su encuentro.
Parece que vienes. Reivindico el poder del adiós, y el poder de la emoción de tu llegada.

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