Corazón Coraje...

Sara desnudó sus entrañas junto con el desfibrilador de la vida, entre recuerdos y la mano peluda del hombre de su fuerza. Como un ave solitaria emigrando a otro destino, sin soltar de su cuello a tres retoños jóvenes, y el vigor del compañero, hacían frente a sus adversidades.
El Corazón la dejó atrás, borrando de su camino el capítulo de alegrías y arrullos que había grabado con letras llenas de sentimientos...
- Cariño, en el silencio de la noche, me sobrecoge los latidos intensos de mi corazón... Como si se me fuera escapar de mi cuerpo.
- Tranquila... yo lo amarro entre mis besos, reina, verás como no se escapa.- le dijo poseyéndola entre sus brazos, cautiva, llenándola de felicidad en la oscura habitación de hospital.
Ella sabía que era duro enfermar, que le había tocado varias veces ya, y se sentía sola en el camino del dolor, entre los pliegos de la Estigia y los truenos del Hades. Quería irse sin más, para no sufrir, para no entristecer a sus hijas y no ser una mujer débil y de roto corazón.
Mujer alegre y sonriente donde toda aquella dulzura, ennegrecida convirtió su día día, envolviendo lágrimas grises entre dolores y presagios.
- Quiero volver a ser tu ángel de la guardia, velar por ti, el que te protege, ese que te da abrigo cuando tienes frío. -Se acercó a su lecho, y susurrándole al oído, le dijo una de sus hijas.
Sara ya no sonreía, había perdido el sentido agarrado de la mano peluda, y las horas junto a él, eran reflejos de lo que parecía escapar en los segundos de suplicio.
Abandonada por si misma, y cubierta de tarquín negro, sus tres hijas y la mano peluda del hombre de su vida, calentaron el motor de su gélido y roto corazón, haciéndola despertar de su letargo...
- Porque me siento vacío, perdido, sin sentido y aunque se que es difícil esta vida, quiero seguir de la mano caminando contigo...
Sara esbozó una sonrisa, al mismo tiempo que su cara tornasolaba rojizo rubor, varias lágrimas de alegría asomaban y entre sus pequeño saquito de huesos que se había convertido su cuerpo, comenzó a vivir...
Los segundos, los minutos, los días de la vida de Sara están llenos de razones, de sentido a las cosas, donde no entra cabida los labios resecos de dolor... Feliz de su vida, de silencio, de paz y calma encontró en la oscuridad del tormento, y luchando con coraje hacia un único destino: vivir.

Coraje y corazón tiene la misma raíz, "COR", por tanto, ser valiente, tener coraje, significa vivir con el corazón, y Sara lo sabía muy bien, ya que el camino de su corazón era el camino del coraje.

Gracias, Olga por hacerme partícipe de tu historia...
Dedicado a M. con todo mi cariño.

Comentarios

  1. Gracias por tus palabras, se me han saltado las lágrimas...a veces no me doy cuenta de todo lo que ha pasado y no valoro lo suficente todo su esfuerzo para seguir adelante. Es y ha sido una gran luchadora toda su vida y será siempre mi ejemplo a seguir.
    Besazos

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  2. La verdad es que son historias de la vida que hay que contar, para saber lo que tenemos y a veces no valoramos lo suficiente, el poseer riquezas no es comparable con ser feliz...la felicidad es VIVIR el día a día y disfrutar de todo lo bueno y sobre todo aprender de lo malo, que grandes las madres que nos hacen fuertes!!!!!!!

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  3. que bonito chicos me quedo sin palabras.
    No se como explicarte lo que pasa dentro de mi cada vez que leo una historia tuya porque a diferencia de ti se me da muy mal escribir pero gracias por escribir estos relatos q nos acercan un poquito mas a ti y nos hacen ver cosas que a veces sentimos todos.
    besotes Olgui te entiendo en todo

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