Mi espejo no miente...


En medio de este Olimpo cosmético y envasado me afeito contemplando mi rostro en un espejo muy amigo que se porta muy bien conmigo. Le tengo amaestrado, no me saca las imperfecciones, ni una arruga tonta, ni una entrada nueva de mi alopecia frenética, porque cada vez me veo más traslúcido que no lúcido; sí, es verdad, noto cada pelo menos, lo escucho como el rompimiento de la raíz cae en picado sobre mi autoestima... y claro, por más que lo intento.. NADA.

Mi espejo es de dos por dos, tamaño natural, yo soy inmenso y necesito palparme hasta en el cristal... verme entero y no a mitades... es lo mejor, ahí echado a la cruda realidad, frente a frente, mi cuerpo, yo y el espejo; en todo mi esplendor hacer caritas, poses, verme con pudor, a veces incluso con deseo... yo soy follable, claro.. faltaría más.

Mi espejo miente porque nunca refleja mi espalda, la nuca, ni mi hermoso y ancho culo, mejor que no... tengo estómago. Mejor verme de perfil, de un perfil de plañidera egipcia; pelvis a tres cuartas, medio ojo, nariz chata, y labios sugerentes pero no sugeridos... eso me gusta.

Te plantas delante y sólo te enseña el reflejo de tu frontal, apenas la mitad del total de tu cuerpo. El resto, parece no existir (a no ser que coloques otro espejo detrás para ver el reflejo del reflejo de tu espalda, creando así una visión doblemente invertida de ti mismo; lo cual, dicho sea de paso, le resta aun más credibilidad, si cabe, al asunto), casi que mejor que no exista, o al menos que vaya por partes... A veces tengo miedo de olvidar mi otra mitad, el otro yo, el otro lado de mi montaña rusa, y así, me viene a la cabeza lo que mi abuela decía:

"Ojos que no ven, espalda que no se tiene" que sabia era mi abuela, pero que equivocada estaba como persona. Mi culo, mi espalda, mi andorga, todo ello se difumina delante de mi mirada; no la entiendo, no la hago caso, no existe...

Podría andar por ahí sin espalda, ni culo, ni coronilla y no me enteraría jamás por culpa de unos dobles espejos confusos o de mi realidad desvirtualizada. Nunca lo sabré.

Mi espejo no es mágico como el de Blancanieves, ojalá!, pero seguro que tendríamos más que palabras, más de una vez, y quedaría mis uñas enganchadas en el cristal.

Uso mi espejo, lo quiero, pero a veces está imposible: cuando compras algo de ropa, te la pruebas, y como no sea de su agrado, el hijoputa se pone de bigotes y te hace más gordo, o más viejo.

No os engañéis, el reflejo es el reflejo, pero ante todo, en mi baño, mi Olimpo yo soy Zeus navegando en todos estos vaivenes que son el culto al cuerpo. Yo me quiero al menos una vez al día, el resto, me detesto.

Eso forma parte de ser una supermodelis, que la vida es dura, y mi espejo no me ayuda nada. Es

un atajo de cabronazo que no te menees.


CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD, ES PURA COINCIDENCIA... ;)

Comentarios

Entradas populares