ESTRAGOS...


Queridísima Mía…

Ayer te echaba de menos cuando me comí el último trozo de tarta de chocolate que trajeron ellos sin pensar en ningún momento en mi, sí, yo, la gorda sebosa de forma amorfa celulítica.. está a dieta.. y tú desapareciste de mi lado, de mi parte racional de mi cerebro; aquella donde nadie entra porque la cierro de portazo y de bigote..

¡Ay, por los cuernos de la luna! me comí toda la tarta, porque ellos no comieron nada, qué cabrones delgados y finos..! ¡joodeerrr..! yo les miraba con resignación cristiana, lejos de parecerme a ellos.. Eso sí, vestidos iban como cuadros.. me dije para mis adentros: “delgadas pero horteras.. habrasé visto semejante modelo…parecen la sota de bastos.. ¡Dios mío, si Yves Saint Laurent levantara la cabeza..!

Centraré la epístola en contarte todo con pelos y señales: dejaste a una persona como yo, desahuciada por los sentimiento positivos, porque desde que te fuiste sin dejar señas, ni un mísero mensaje, ni un llamada, ni un capón en la coronilla, ni una señal de aliento..

Hija, te lo tomaste todo tan a pecho que nunca pensé que podía hacerte daño con mis palabras, pero cada vez que hacía algo que no era de tu agrado ya estabas ahí para pincharme como una sargento atormentándome mi lado oscuro, y poder despertar en mí la persona sensata y llena de valores… pero yo no soy así,… debo pero no: soy una persona egoísta, me como la tarta hasta hincharme como cual puerco apunto de darle matarile; soy una vaga que prefiere tirarse en el sofá de scay y retozar mirando la caja tonta, criticando las miserias humanas de los demás, sin pensar que tengo que estudiar, que tengo obligaciones como yo misma y no abandonarme a lo nómada sin que nadie me pueda frotar la espalda, sin un jabón de olor en mis cueros, ni zancandilearme una pestaña o marcarme un colorete en mi pómulo adiposo,... tú estarías: “¡Mírate que pareces una ameba, vegetal frondoso, levántate y anda, que criarás raíces si no te restauras, no encontrarás un hombre que llevarte a la boca y que te jubile!”

Me fiscalizas la vida, querida, yo soy una gorda descocada, revolucionaria y deprimida.. sin sentido, ni valores. ¡Respétame!.

Soy un gorda que mientras te burlo, soy feliz; mientras me atiborro a tarta, soy feliz; mientras me toco la seta a dos manos, tirada como cual colilla, soy feliz; durante mis compras compulsivas dejando mi tarjeta exhausta, soy feliz; en el momento que me reúno con las amigas a criticar sin fin, a cortar trajes a diestro y siniestro, soy feliz; cuando hago mis ejercicios de meditación abandonándome a la lycra y al pensamiento en blanco para que no te manifiestes, soy feliz… hasta que te personas en mi sesera y tambaleas mi mundo interior.

Sé que tengo obligaciones como estudiar; mi oposición y mi grasa acumulada en mi barriga es lo único verdadero que tengo, por eso, cuando dejo de estudiar, ya está tu voz huracanada metida dentro de mi diminuta cabecita, reduciéndomela a lo jíbaro y dejándome a la altura del betún.. ¡Qué desgracia no haber nacido una working girl! ¡un estrella estrellada, -me sueltas,- con cuerpo de elefante y cerebro de ladilla!.

Intercambiamos más que palabras zarandeando mi cabeza para que salgas de ella como un exorcismo que a efecto de los que me miran, quedo como una chiflada haciendo honor a los improperios que me sueltas: ¡Acabarás como tu tía Anselma, vieja, sola y rodeada de gatos en un pueblo de la España Profunda!

¿Ves? No entiendo, que una pequeña voz en mi interior haga estragos en mi vida, organizándola y si no, me esquivas, me ignoras, me abandonas a mi suerte, me condenas al ostracismo a merced del deseo y de lo prohibido…

Soy todo vicio, lo sé, todo vicio que se extiende por mi cuerpo como un virus, acabando infestada hasta las trancas sin posibilidad de cura.. sí, una enferma paliativa del alma, con síndrome de abstinencia..

Chica, no sé que te pasa que últimamente estás rarísima, no te manifiestas, no te me apareces, no te pronuncias sobre mis actos; por eso estoy arruinada de afecto y estima. Sé que la conciencia y su significado es considerado uno de los grandes enigmas de la humanidad, por eso reposas junto al descubrimiento de la piedra Rosetta, al mito de la noticia del estallido del implante mamario de Ana Obregón en pleno vuelo, y al secreto de la fórmula de la Coca-Cola.

La comida, el estudiar, el derroche de dinero que parece que en mis manos tengo dos agujeros y la lengua viperina llena de veneno hacen que vuelvas a mi, por eso el día que se presentaron con la tarta, reflexioné, para que me dieras parte de razón, querida: "bueno, como tengo tanta conciencia de estar comiéndome todo hasta reventar, tirada en mi cama, como la tengo de mi cuerpo, extiendo mi calidad de observadora a todo mi campo sensorial, es decir, la observadora ya no soy yo, sino, la gorda reventada con pijama tirada en mi cama". Pero aun así, mi razón de que me estaba poniendo morada a comer, no me permitía hacerme la cuántica idea de lo que estaba haciendo; al cerrar los ojos, mi cuerpo nada tenía que envidiar con los de una Supermodelo.

¡Qué buena persona eres pero qué equivocada estás! –me espetas a bocajarro- de pronto, me veo en caída libre por los estados emocionales de mi mente, abro los ojos y me veo tal y como soy: Supergorda.

Todo el mundo piensa que soy una inmadura, tú la primera, fíjate que hasta mi madre piensa que sigo en el instituto, porque al llegar las vacaciones me pregunta cuántas me quedan para septiembre… pero yo sé que mi cerebro evoluciona porque a cada paso que doy, lo doy con más firmeza; ¡sí como un elefante en una cacharrería! -lo piensas, ¿eh?-. estoy más centrada porque mis remordimientos, primos hermanos tuyos, son un instrumento para reflexionar sobre aquello que a ti y a mi nos descontenta y con ellos puedo mejorar y madurar como persona; ellos son mis aliados y sé que te revienta que se pongan de mi parte susurrándome al oído que haga todo lo que me venga en gana, por eso, el día de la visita con la tarta, la angelical voz de uno de tus primos me dijo: “levántate y coge un trocito de esa tarta deliciosa de tres capas de chocolate belga, tranquila, sólo será uno, no querrás que se te salga la hiel por la boca.” Evidentemente perdiste el protagonismo porque una fuerza mucho más impulsiva y decidida, o sea la mía, terminó imponiendo la ley por ti tan conocida: “mañana me voy al parque a correr y lo quemo todo”; no me di cuenta y lo solté en la reunión, y claro, todas se echaron a reír como hienas deslenguadas.

Eché de menos aquello de: “no, siempre dices que no comerás y terminas por fulminarte toda la tarta, vacaburra” Soy débil, mi estimada amiga, y después de mis acciones aparecen los pensamientos que te atormentan, o sea, un auténtico drama… Sí, hago drama de todo, me regodeo hasta límites insospechados, porque cariño, me encanta el drama; me fascina ser la víctima de todo drama acaecido por ti, provocando un malestar momentáneo, seguido de ansiedad, agitación, aumento de la frecuencia respiratoria y cardiaca, dolores de cabeza y tensión muscular, es decir, una piltrafa humana… con el sentimiento de culpa elevado a la enésima potencia, en el culo como las avispas y a punto de sufrir una subida de azúcar por llenar la andorga de deliciosa tarta de chocolate…

Si no estoy buena, hija, soy una vaca sin cencerro; no consigo equilibrar la balanza entre razón y corazón, no afronto mis metas, simplemente dudo constantemente sobre mis actos, mareo la perdiz, soy retorcida… una bomba de relojería a punto de estallar.

Fíjate como estaré que ayer me fui de rebajas, me tomé un ansiolítico, y me eché a la calle, ¡Dios!, me sentía la Reina de los Grandes Almacenes, no me extraña que me llames: “síndrome de la moda, aunque la mona se vista de seda mona se queda o que tengo uso anormal del atuendo", sí, lo sé tengo un trastorno en el vestir; soy una compradora compulsiva, de esas que tienen el placard lleno de ropa, zapatos, carteras, bolsos y complementos, pero nunca tengo “que ponerme” y siempre termino recurriendo a lo mismo; soy de las que encuentran ropa todavía con la etiqueta de la marca colgando ya que me olvido de que estaba allí muerta de la risa, o que simplemente, lo compré y nada más llegar a casa ya no me gustaba, ¿ves, no estoy buena?. Soy de las que gastan más de lo que ganan, de las que no pueden salir de compras con una amiga simplemente de “Personal Shopper” y termino yo comprando todo y ella nada… Claro.. entiéndeme entras en una tienda sin pretensión alguna de comprar, miras un rato, flirteas con los stand, con las perchas e incluso con los probadores, me encantan amplios… Todo marcha normal y sin problema, pero de repente me topo de bruces con unos zapatos increíbles (ya sabes que soy como Imelda, tengo tropecientos…) y ya me vuelven los malos pensamientos: “¡Me fascinan esos zapatos!..., ¡no estaba en mis planes!..., ¡son fabulosos!..., ¡mira el precio!..., ¡me combinan con la falda turquesa!..., ¡me los tengo que llevar!”.

Llego a casa envuelta de bolsas, sintiéndome la más Rica del lugar, como una famosa.. hago inventario de la pasta que me he gastado y termino en el sofá tirada comiendo helado a dos carrillos y considerándome lo peor: “¿por qué compré esto?, ¡si no me entra!..., ¡si no tenía necesidad!”.

Después de sacar todas las adquisiciones del día, de las bolsas más exclusivas, de comerme todo el helado de dulce de leche de la nevera, me siento culpable y mi cabeza estalla… pero últimamente no estás, por eso me aferro a la frase que me decía mi abuela: “mejor gorda con gracia que flaca con lástima” hasta que vuelvas a mi vida… te echo de menos, echo de menos tus voces, eso que me decías: “vete a hacer ejercicio, mueve el culo. No comas grasas saturadas, ni aceite de palma. Cómete una ensalada y llama al Loquero que te dé una de sus charlas terapéuticas.”

Cariño te pido perdón, me siento avergonzada por no hacerte caso, te soy sincera, prometo escucharte y para que veas que soy emocionalmente madura te lo dejo certificado bajo esta misiva:

A quien corresponda:

Yo, Josefina Pascual Hernández, española, soltera, administrativa de profesión, de 46 años de edad, en plena posesión de todas mis facultades físicas y mentales (que no son pocas), he decidido hoy 19 de noviembre de 2004, a comenzar una nueva vida junto a ti, dado que ésta ya no tiene ningún sentido para mí…

Y que quede claro que no soy gorda, soy de hueso amplio.

Vuelve pronto.. te espero en la bicicleta estática.

Mua!

(FINALISTA 2009 CONCURSO EPISTOLAR)

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