Bella


"¡¡¡Joder!!! este suéter no me queda bien,, UFF ¡no sé qué coño ponerme!" exclamó Julia frente al espejo, peleándose con el colorete y el rímel.
Tenía una cena importante en casa de su jefe, probablemente su ascenso. "Cariño, estás estupenda, tienes ropa, relájate y decide con tranquilidad tu atuendo para esta noche.." la acurrucó Mario entre sus grandes brazos para calmarla de tanta incertidumbre.
De repente se oye en otra habitación al pequeño Julio vociferar palabras sueltas: "MA-MI" "PA-PES" "CHU-E-LO". Julia corre a su encuentro, le abraza y le propina un sonoro beso: "Hasta mañana, bichito."
Mario observa la escena desde el quicio de la puerta sonriendo, y suspira admirando toda la belleza de su mujer: "Estás radiante, vas a dejar a todos boquiabiertos... si alguno se pasa, me llamas y le parto las piernas.." Los dos se abrazan muertos de la risa, se besan apasionadamente y soltando al aire un "TE QUIERO".
La noche se había vuelto densa y oscura, donde Julia brillaba con luz propia; su cabello rubio recogido con una discreta pinza, liberando dos mechones de pelo, ocultando sus profundos ojos verdes, dos grandes esmeraldas brillantes, iluminaban un rostro sereno, enmarcado con una gran boca cuyos labios parecían "los cuernos de la luna", áureos y tersos.
Todo este conjunto se repartía uniformemente por todo su cuerpo, embutido en un traje negro sencillo, dejando ver su exuberante escote que ella, pudorosamente, tapaba con una chaqueta negra de ante.
"¡Qué nervios!" susurró entre dientes, y entró en un taxi.
"Buenas noches, ¿me permite fumar? es que tengo unas ganas", acertó a decir, mientras buscaba en su minúsculo bolsito un encendedor.
"Fartaría már señora... tenga, tenga mi mechero."
"Gracias, a la calle Montalbán, número 25" dijo entre humo y nervios.
Julia sonreía porque en el fondo pensaba que iba a ser directora adjunta de la empresa, y hoy la van a presentar en sociedad delante de todos los socios, en su mayoría hombres, de ahí sus nervios, de ahí su incertidumbre.
Salió del taxi con el pie derecho, como le recordaba su madre en estas ocasiones, su estela de belleza se difuminaba con el ambiente nocturno; al entrar en la casa, un señor calvo con bigote pegado a una gran barriga se acercó y besó a Julia en las mejillas: "Querida Julia, estás impresionante, ven te presentaré al resto del equipo."
Pasó toda la noche en un correveidile de entre corro y corro de gente, a veces se mostraba cansada y asqueada entre tanta masculinidad y subidas de testosterona.
Salió a la azotea para tomar el aire y descansar de tan pesada velada, se topó con una exuberante mujer morena, dibujaba con su vestido rojo todas las partes de su esbelto cuerpo, que ofreciéndole una copa y apurando la suya de un trago, asevera: "Aburrida, ¿verdad? no me extraña, cuando un hombre se echa atrás, retrocede de verdad. Nosotras sólo retrocedemos para coger carrerilla." Julia asiente afirmando: "si entro ahí, y otro me vuelve a mirar las tetas, me lío a hostias."
"jajajaja," ríe su compañera de hazaña, se presenta y le ofrece un pitillo para amortiguar la maldita pesadilla que se estaba convirtiendo la noche.
"Quiero un hombre que sea amable y comprensivo. ¿Es mucho pedirle a un millonario que se case conmigo?"
Las dos mujeres se relacionan e intiman hablando de lo irónica que es a veces la vida.
"Quiero ser frívola amiga mía, porque sabemos que nosotras estamos a años luz de ellos, pero la putada es que las decisiones principales las toman ellos con su masa líquida que tienen como cerebro."
Julia contenta disipa todas sus dudas en la copa de vino tinto y la nombran Directora adjunta de la empresa. El señor calvo le espeta: "Ven que te voy a presentar al director general."
Se atusa el pelo en el tocador, y al salir ve que el nuevo director general es la mujer con la que había criticado al sexo contrario en la azotea con vistas.
Julia se siente pletórica y feliz, muy feliz.
La Directora General besa a Julia, la abraza cariñosamente y le susurra: "“Es el momento de encontrar al perfecto marido que se ocupe de mí, pero quizá no necesite un marido, sino una esposa."

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