C E N I Z A S




Sintiendo como la brisa recorría mi cuello, saltando las estrellas que han nacido en el corazón, me dejé caer sobre el banco de la estación, sentado en el andén de la libertad y con una pesada maleta...

- Mis sentimientos y esta maleta son lo más verdadero de mi vida.- me atreví a decir.

Las baldosas otoñales crecían entre sus ruedas, produciendo un ruido mecánico, mientras encendió un cigarrillo, agarrado entre sus labios carnosos.
Caminaba sobre las nubes del sueño paciente, ese que le espera, no importando cuantas veces se asomaba el sol en su mirada. Ya sales de mi cabeza. Por fin. O eso creo.

Momentos antes, con el espesor de la tarde, y a pesar del molesto zumbido de los miedos, comencé a hacer la maleta; En el fondo coloqué todos los colores para confeccionarme un abrigo de recuerdos, encima, las nostalgias de todos los personajes de mi vida, después las miradas y sabores de la infancia... los besos débiles y los fuertes tenían cabida entre los olores a vainilla y lavanda... entre todo coloqué cuidadosamente la fragancia distinta de los días grises y las imágenes de los rayos solares.
A modo de envoltura, la felicidad como alfombra tejida de la alegría y melodías dulces... sin tener aforo, la soledad, negada la entrada por la risa.

Pesaba la maleta, como quintales llenos de vida. Y no tenía cabida él, ni su esencia, ni su voz, ni su existencia. Simplemente cenizas, de haber soportado mi pena del olvido. 
Cenizas de un cariño muerto, Cenizas convertidas ahora de todo lo que fue mi amor por ti. 
Presiento allí, entre tantos y tan diversos tonos de mi vida, la convivencia del sueño y del desengaño, la extraña cercanía de lo que es verdad y de lo que sólo fue posible.
Tantos rostros, tantas historias y mi vida una sola. Al pestañear encontré el destino recostado entre el horizonte de mi camino. 
Prometo ser valiente y dejar crecer la flor del olvido. Y dejarte ir, como hacer volar ese halcón que vive en mi cabeza. 
Prometo ser guardián de mis propias palabras... 
Eres ya pasado y el pasado nunca vuelve, camino en otra dirección. Ahora con mi maleta llena de ilusión...


Pintura: “Cenizas" de Edvard Munch, 1894

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