partes de un mismo color

Siempre pensé que la vida compensaba a aquellos que sabían amar y creo que el destino ayuda a encontrar y completar esa parte de nosotros mismos para sentirnos plenos. Aquí tenemos la prueba. 
El amor tiene todo el tiempo por delante, libre e infinito, sin contención ni vallado que le contuviera.
Hay palabras que simplemente enunciadas producen más efectos que las pensadas; así se puede amar, con un mágico don de saber iluminarnos nuestra vida. Poder sentir como vosotros lo sentís y sobre todo poder ofrecer el inmenso amor que os profesáis.
Esa luz hace pensar en los momentos vividos: el minuto de una caricia, los veinte segundos de un abrazo, el instante de una mirada, el último beso robado y las carismáticas palabras pronunciadas al despertar. 
Tres son ya, el tiempo en el que estáis juntos; 1.095 días compartiendo un modo de vida; 26.297 horas en las que enlazáis vuestras manos; 1.577.848 minutos en los que volveríais a conoceos y 94.670.700 segundos prendidos en un haz de un beso de ese que el tiempo marca como la sinrazón de nuestras vidas. 
Intensos momentos vividos, eyaculados sobre las mieles de la felicidad ajenos a la ignorancia de un mundo donde la pasión desborda en lo ajeno. Tres, los años que seguís juntos, años plenos, años felices, años de suma y sigue...
Compañeros de vida, lejos de los ojos juzgadores de la perfección, a ciegas os encontrasteis en una noche oscura de aparente calma y entre las huestes de un encanto real bebisteis todos los sabores, refugiados en un único sentido, en un olor, en la esencia de una nueva vida por comenzar.
Construireis poco a poco la ilusión, sentados bajo la luna, un viento sin tempestad como cuando el mar al atardecer va aumentando su altura hasta cubrir la playa... o como cuando un ave emigra hacia el sur porque el frío se hace inminente y nunca fue testigo de su momento.
Vuestro momento, esa libertad de amar, ese respeto mutuo y esas ansias de despertar vuestros sueños escondidos. 
Son tres los años de sentir esa suave melodía al dormir sobre la tierra, de confundirse y rectificar, de vivir y olvidar, de quererse sin temor.
Cerrad los ojos en medio de la lluvia para licuaos juntos en uno, y que la humedad ejerza su trabajo por los dos... reflejados en esa estrella fugaz que lleváis dentro...
Las palabras son mi presente, queridos amigos, en este día lleno de alegría donde vuestra alma se ofrece antes que vuestra mirada...  Caminad, aunque tempestades, miedos y lisonjas os puedan desviar, pero nunca dejaréis de seguir vuestros pasos porque la brisa soplará a vuestro favor y no dejará que desterréis a la deriva. 
Hay que amarse y luego hay que decírselo, y luego hay que escribírselo, y luego hay que besarse en los labios, en los ojos, en todas las partes...
Mi corazón y mi persona se rinden ante vosotros a través de la palabra sincera concentrándose en este pensamiento y este deseo: ¡Felicidad!

"Te quiero.

Te lo he dicho con el viento
jugueteando tal un animalillo en la arena
o iracundo como órgano tempestuoso;

te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

te lo he dicho con las plantas,
leves caricias transparentes
que se cubren de rubor repentino;

te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,

te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta;
más allá de la vida
quiero decírtelo con la muerte,
más allá del amor
quiero decírtelo con el olvido."
(Luis Cernuda. "Te quiero").

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