Princesas


Queridas mías,
Las princesas que me gustan ahora son las princesas de mis cuentos, esos cuentos que imagino en mi cabeza y destellan grandes brillos en mis ojos, emocionan y recrean mujeres aventureras, sin príncipes ni coronas y que batallan junto a caballeros, salvando lo más bonito del ser humano, los sentimientos. Capaces de superar mil obstáculos con solo subirse a sus tacones. 
Mis princesas no son rubias de ojos azules, ni de talla 38, ni buenas ni malas, son convincentes y luchadoras que solo derraman lágrimas de la emoción de un beso...

Ángel se levantó de la mesa y dejó aparcada la carta para la conferencia que tenía mañana, la emoción le había superado y abrió la ventana para despejarse... La luz incierta y moribunda de alguna lámpara arrojaba un pálido fulgor sobre las dos mujeres que divisaba a lo lejos, paseaban agarradas del brazo y recordó a su madre y a su abuela. Ejemplos de tenacidad y lucha en un mundo de hombres... La madre de Ángel, única mujer de un total de siete hermanos, y Catalina, la abuela, única mujer de una saga de hombres. 
- Por eso eran únicas.- murmuró.- Ellas han sido y serán las que han movido mi mundo.
Se sentó de nuevo y volvió a escribir, acordándose de las palabras que un día le dijo su padre: "No mires nunca a una mujer y camina con los ojos clavados en el suelo, porque por casto y prudente que fueres, basta un segundo de distracción para que pierdas la eternidad..." Sonrío y sintió una caricia por su cuello:
- Cariño, me voy a dormir, te quiero.- un beso esparcido por su cara y sus labios, sirvió para que Ángel celebrara que había encontrado la eternidad junto a ella. 

Mis princesas de mi cuento.- prosiguió.- son mujeres que viven su historia personal, que viven el momento que les toca vivir de la mejor manera que saben y pueden, mujeres que afrontan decididamente lo que el destino les pone delante de los ojos, mujeres valientes que deciden vivir. Por eso el tren necesita una vía para trazar su camino, la chaqueta tiene mangas para convertirse en lo que es y no ser un chaleco, el avión requiere alas para volar... Quizás en el cielo una nube no sea tan interesante si no está acompañada de unas gotas de agua, o quizás el blanco hubiese dejado de jugar ese papel tan importante si su opuesto no hubiera sido creado. 
Siempre uno, porque aun siendo dos elemento, se unen y forman un igual. Porque estoy seguro que el uno necesita del otro para ser algo, porque sin el otro no es nada.

El auditorio se puso en pie. Ángel se sintió orgulloso de ser hombre que ama intensamente a las mujeres. 
Nada quería que no haya tenido ya, nada pudo anhelar si no aquello que ya había vivido y le gustó... esos días que se quedaron depositados en el banco de los recuerdos, avalados por un montón de sonrisas futuras de esas a las que recurres cuando las nubes no te dejan ver la luz del sol. Así son mis Princesas de mi cuento. De nuestro cuento. De tu vida. 

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