matías


Matías se levantó de la cama, tan rápido como el despertador convulsionaba depresivas notas musicales, logró ponerse de pie, mientras se rascaba con inquietud la entrepierna y lanzaba un onomatopéyico: "aaaaah".
Encendió la luz del baño, cerró la puerta, y abrió el grifo del agua caliente... Se miró en el espejo, fijamente..., bajó la mirada..., volvió a mirarse..., se concentró en un punto de su rostro hinchado y empezó a llorar desconsoladamente. 
¡Por fin se acabaron las malditas navidades!.- le dice a su reflejo como si le fuera a contestar.-  Desde que empiezan hasta que acaban, creía que nunca llegaría el momento, todo el mundo quiere comer, cenar, desayunar, ir de compras, quedar para el aperitivo, soliviantar la copa de vino en alza, intercambiar palabras dulces, bonitas... Y una mierda; Es un pretexto para mover el bigote hasta que tengas que llamar al SAMUR por los excesos; comer a dos carrillos, hasta que el esternón haga "crash",.- se zarandea los michelines que cuelgan como estalactitas de gelatina.- beber hasta que las córneas se vuelvan blancas nucleares y tu piel se parezca a una salchicha fresca.
Para mi aparato digestivo han sido unas semanas muy duras de llevar. fiestas, cenas,  almuerzos, comidas, incluso meriendas, pero si no meriendo nunca,.- se abofetea el carrillo.-
He tirado por tierra a mi endocrina, mejor dicho enterrada bajo tres metros de grasa acumulada en demasía; he tirado por la borda mis índices de glucosa; me he pasado a la torera la prohibición de la otorrino de tomar tónica.- se descojona.- y cómo se piensa que voy hacer un gin tonic, ¿con coca light?, estamos todos, ¿locos?.
-Ay, dios, soy un paquidermo que no tiene fuerza de voluntad para coserme dos puntos en la boca, y de no tener los suficientes cojones para decir ¡NO!.- llora.- 
Fíjate tú que ya puestos, he escondido la báscula y verdaderamente no me acuerdo donde está, a no ser que grite, pero creo que le puse un pañuelo a modo de mordaza, la muy cabrona se reía de mi cada vez que subía en ella para oír su veredicto, sí, la japuta habla, y su voz mecánica se acurruca en mi cerebro y la sigo oyendo días, e incluso meses.
- "su peso: cientotreskilos; Cinco más que hace treinta días".
- ¡Cállate, plataforma de desánimos!.- Y cada vez que me meto algo en la boca, escucho su voz haciéndome estragos en mi conciencia.
- Estoy mayor, el culo se me cuelga, los pectorales bajan tres centímetros, como voy a ir al gimnasio con esta planta... .- se mira de arriba a abajo y se detiene en el miembro viril, su otro yo.
- Menos mal que tú no me fallas, aún, ¿qué haría yo sin ti, Hermano?
En ese momento se abre la puerta del baño y entra desternillada, María, que le dice:
- Anda déjate de chorradas y dúchate que llegas tarde.- le da un beso y una palmada en el culo.
 Matías pensó en lo bueno que era tener a tu madre cerca en los momentos de crisis: 
- No hay nadie como una madre que sepa entender lo que le pasa a un hombre. 

Comentarios

  1. Real como la vida misma. Me sale una sonrisa cada vez que lo leo jajjjaaa.

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