Trastorno del r U i D o ...

- No se os ocurra ir al médico..., ni por aproximación... qué te duele la cabeza y tienes mocos, San ibuprofeno bendito..., mezclado con paracetamol.. sí, sí... en serio, se complementan como el yin y el yang, el día y la noche, el pan y el tumaca,... mano de santo,.. es mágico... pero como vayáis al médico, ¡zas!, te sacan tiñas hasta debajo de las uñas, sí, por los clavos de Cristo...
- Uno está de vacaciones, entre las emociones resaltadas, el límite de una pausa, la ceguera calmada, amarrado a las pasiones veraniegas,... pero tener que ir al médico porque te duele un oído, late la angustia. 
- Porque, es verdad, soy alma de cántaro..., flor de pitimí, mi madre me parió tiernito, delicado, como los pétalos de una orquídea, mis hermanas me decían: "eres mas delicaíto que una pompa de jabón", y salía corriendo a meterme dentro de las faldas de mi madre... y razón tenía mi abuela, muy sabía y muy arrugada, pero con un genio, cualquiera le llevaba la contraria, te bufaba. Un día le dijo a mi madre, masticando un melocotón, y con mis ojos como platos posados en su mandíbula batiente: "Chica, este niño tuyo, por haberle dado la teta hasta los tres años, te ha salido de mantequilla refinada", claro, yo no entendí nada, solo las palabras de mi madre: "ande, calle y coma, usté a comé y yo a lo mío, porque tiene unas bobás". 
- Ahora si que le diría a mi abuela, pero que pedazo de bruja cabrona eres, pero no me escucha, ya no, en parte llevaba razón, pero eso no se dice a un niño de cinco años, que lo trastornas para toda la vida... y en eso ha sido.
- A punto de cumplir los cuarenta, sí, ¿verdad? no los aparento, con dos canitas en la barba, pero por lo demás... nada, pero por dentro... podridito... podridito perdío... ¡Ay!, pues eso, lo que le contaba, es que hablo mucho, no paro, me tienes que cortar, porque sino, me suelto aquí y te cuento hasta mi alumbramiento... perdón, me centro... ¡qué no vayan al médico!, vine de las vacaciones que supuestamente son saludables, y claro con un oído chungo... Decido pedir cita... al día siguiente... debe ser que no hay nadie en la gran ciudad... 
-Volátil de ilusiones, amarrado entre incertidumbres y mieditos... me presento en la consulta.. me nombran, entro, me temblaban las piernitas,- fíjese a mi edad- Una doctora estupenda joven sobradamente preparada, me dice, "siéntese allí y cuénteme"... .-me reí, claro.- Porque como la cuente todo, todo, todo, me remonto a la proclamación del Caos en el universo... 
- Pues, eso, le dije que había estado en la playa, me había entrado agua, creo yo,.- la médico es usted.- le dije, y me duele y está entaponado.. ¡Ajá!.- musitó.- ha estado en la playa....- me dice.- bueno, en la playa y en la piscina.- sonreí gracioso... .-es lo mismo.- tajante.-
En ese momento supe que me había quedado en ridículo delante de una doctora mas joven que yo y sobradamente preparada.
- Primero vemos el oído sano, y luego el problemático.- me susurró, mientras se acercaba a mi oído izquierdo con una lupa enorme... me observa, me tira de la oreja a lo cumpleaños feliz, y escupe: "muy bien". 
Vamos ahora con el oído derecho,.- moviéndose con una silla giratoria y acercándose con la lupa enorme.-  y dice usted que le duele,.- me aprieta y suelto un temido: "¡ay!".
"¡Ajá!... Uhmmm, tienes cera, espera... a ver... .-me introduce una varilla finísima de plástico, y me limpia la cera.- Vamos a ver ahora... sí... tienes una heridita sin importancia... vamos a hacer una audiometría para descartar que tus oídos no han sufrido.
- Estoy en una etapa de pocos cambios; adelgazar, superara los exámenes de septiembre, volver al nuevo curso con ganas y nuevos alumnos... pero lo de la audiometría me jodió bastante... me dije para mis adentros, veremos a ver si me jode esta doctora joven y sobradamente preparada... 
- Me metió en una cabina reducidísima, que las modernas, llamarían "box", con unos cascos de colores, azul para el oído izquierdo, rojo para el derecho, en mi opinión, yo cambiaría los colores según mis credenciales y creencias... 
Me entró la prisa, me deshice en envoltorios de sonidos efímeros, de restos de agudos y graves, de que cada vez sentía menos los sonidos y mas mi corazón latir... Que tengo treinta y seis, doctora, que tengo menos de todo, que se reduce mi cuenta corriente de salud... 
- los gestos serios de la doctora, y los signos de colores que imprimía en un papel con dos bolis bic, me hizo pensar de todo.. en el sonotone, en la decadencia, en la armada invencible española que luego resultó ser una soberana mierda, en las piernas y las manos gordas de mi médica... Me hizo un gesto seco para decirme que saliera de la madriguera y me invitó a sentarme para interpretar la gráfica colorista.
- A ver...  eres muy joven para tener trastorno del ruido... tienes pérdida de audición en los dos oídos... 
- En ese momento mis ojos acuñaron derrota abiertos de par en par, saludando a mi sordera prominente... Que tengo menos oído, ven ustedes... que estoy teniente, sordete, pasmao, tapiao... ¡Ay, san Sebastián!...
- Me desahogo con ustedes, el tute de la consulta, aguantar el veredicto...
( una voz en negro me dijo... "No continúe más su relato, nos damos buena cuenta de como es usted... )
- Es que tengo que contar mi serie de desdichas, pataletas y quejas, que no soy un moñas como dice mi sobrino, os lo cuento para ver si caéis todos rendidos ante este trastorno que sufro... un trastorno del ruido, sigo siendo raro, y en lo que se dice de salud no estoy boyante... 
( "caballero... como usted no tiene a nadie a quien amargar ha decidido que sería yo. Me tiene frita... Salga se lo ruego".- la voz se hizo sombra.-)
- He llegado a la conclusión que cuando ves que no solo tienes un camino, que cuando uno se da cuenta que hay más opciones. Cuando eliges. Cuando disfrutas tu elección. Cuando se gasta. Cuando decides cambiar. Cuando vuelves a buscar. Cuando recuerdas lo que dejaste atrás... Y llega la melancolía cuando sientes esa incertidumbre de lo que está por venir. Con cara de bufón, de bobo ante las noticias. Así me siento... Así os cuento. 
Un trastorno infinito: la madurez plena.  

(Se apagó el cañón de luz).

Comentarios

  1. Dios mio! me encantó! de principio a fin. complimenti Miguel! Dani Bass

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. GRACIAS... ME ALEGRA SIEMPRE TUS OPINIONES... ERES UN CIELOTE!!!

      Eliminar
  2. Me encanta, siempre m haces sonreir, simplemente eres genial

    ResponderEliminar
  3. ¡¡Me has robado una sonrisa!! te visito (he visto el enlace en el grupo de la UNED) y... ¡ME QUEDO!

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado tu relato !!! Que bien cuentas, narras para nuestro deleite, y sí encima lo haces desde la sonrisa mucho mejor.
    Espero tu mejoría...tu dolor es mío , no olvides que te quiero muchísimo!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares