son de esos... días sin vida.

Son de esos, de esos días de los que no quieres ni mirar, ni proyectar tu reflejo en el espejo.
Son esos, los días de los que carecen de vida, inertes, sin la propiedad de ejercer entusiasmo.
Los días, esos, que archivamos en el cuento del sueño, sin pasar, días flojos, paralelos a un tránsito lento.
Sin tiempo, sin pensar en las cosas que no se lleva el viento, sin sabor, sin olor, pero con creencia pasajera de lo perdido... Perdido entre el minutero de tus huesos, tal vez, sin aprovechar tus horas sueltas entre los recónditos besos de la poesía al mirar.
Son esos días, dolorosos, por nacer entre el frío de la mañana y lo inhóspito de una vida marcada...
Me invade la energía inerte de tu caricia, de tu cielo perdido en mi sustrato que se acerca lento, como lo inesperado de la noche, que de pronto, madrugada...
Son días esos, los que pesan como quintales, verdaderos sentimientos irradiados por la pena, paralizados como mis pulsos, tendidos y secados entre el rezuma flamante de tu kilométrica piel...
Quiero volver a verte, y que te me pierdas cerca de mi centro, de mi recoveco...
Necesito de esos días sin vida, perdido en un lugar olvidado, con una extrema lisonja en esos días que vivimos lejos, fuera de uno, entre quejidos y desolación.
Sólo una vez me enredé entre el peso de volver a caer y la ruina de la rutina de esos días: son de esos en los que no alimentas el espíritu y sucumbes entre los sueños de la desidia más próxima de las dudas y del negro zaino de tu expresión.
En esos días, despiertas sin la sensación de que es difícil deshacerse de la nube grisácea de la incertidumbre y dejas de pensar, padeciendo un ser pasivo, tendido, dejándome hacer un risco con mis lágrimas.
Y precisamente por eso, por esos días, doy vueltas, despacio... tanteando la equivocación esparcida por la inercia de la vida.

Comentarios

  1. Sabes una cosa...que gracias a esos días con el nubarrón en la cabeza, sin ganas de nada o simplemente de no ser... nos damos cuenta y valoramos los otros días, los de risa fácil, los felices, y nos damos cuenta de lo afortunados que somos, de tener personas que nos quieren y se preocupan y que gracias a todos ellos tenemos de que alegrarnos y seguir ...con la inercia de la vida. Gracias hermano por hacerme pensar con este relato tuyo y ponerme en la posición de salida, que es la vida..y sabiendo que estas ahí, como siempre!!!

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