Manhattan & Sushi 18: Con ella llegó el escándalo

- ¿Ves, cariño?, tu sangre la ha dejado como nueva.- me besa y me zarandea Bibi.
- ¿Cuándo podremos subir a verla?.- reclama Marco con una gran sonrisa.
- Bueno de momento está en la U.C.I. en cuanto la bajen a planta, que será en cuestión de unas horas, podrán encontrarse con ella. Pero por favor nada de emociones fuertes, la señorita González necesita descansar y que poco a poco vaya retomando su vida diaria.
- ¿Cuánto tiempo debe estar ingresada?.- pregunta Marco con insistencia.
- ¡Lo que haga falta!.- mirada matadora de Chusa a Marco.- Gracias doctores, estaremos tomando un tentempié en la cafetería.
- Les mantendremos informados.- se marchan.
- ¡Disculpen!.- grita Chusa.
- ¿Sí?
- Quería pedirles un favorcillo, he perdido mi zapato carísimo en un intercambio de opiniones, ¿Serían tan amables de dejarme unos zuecos, de esos.- señalando a los pies.- verdísimos, de los que usan ustedes en los quirófanos?
- Espere aquí. Veremos lo que podemos hacer.
- Muchísimas gracias.
Al girarse Chusa nos dice:
- ¿Qué coño miráis?
Un estruendo retumbo en la sala de espera porque todos nos desternillamos de la risa; estábamos felices por nuestra Lolita, en unas horas, podríamos abrazarnos los cinco de nuevo.
- Venga, Chochos, os invito un vino en la cafetería del hospital antes de que me enchironen y me arruine.- nos abraza Chusa.
- Tenga Señorita un par de zuecos, cuando disponga de sus zapatos devuélvalos en recepción.- le manifiesta la enfermera vinagre.
- No se preocupe, Gracias.
- Mirad chicas, son morados, como mi blusa... ¡No!, si encima estoy divina con unos zuecos sanitarios, al menos voy conjuntada... Aunque, me vais a perdonar, pero yo no me voy de aquí sin mis Manolos.
Reímos de nuevo Chusa estaba contenta, ajena a los problemas que se le venían...


"Dónde estoy... qué me pasa... Respiro... Puedo ver... Muevo mis piernas y mi brazo... izquierdo, el derecho no... ¡Dios santo!.. Mi vida está restringida, no recuerdo que me pasa, para estar en esta habitación blanca, llena de aparatos por todas partes... Oiga, usted, ¿no me oye?, ¿Por qué me sonríe...? ¿Quién es usted?
Hago lo imposible, pero es como un devenir de mi misma, soy un río que fluye constantemente, me agradan las cosas tenues; el frío del líquido que entra por mis venas, como viento que precede a la lluvia... Es chistoso verme así desprovista de cuerpo, pero mi alma resulta ser más idiota que mi cuerpo... Siento impotencia, y mis lágrimas mofan mi estado, como un miedo a no despertar, a que mi sueño no sea un punto y aparte, y que pueda percibir todos los lados de la vida... Tengo miedo, repito, el entorno a mi dormir me ha superado pero no siento la respuesta a todo lo que sucede, desespero como frágil cristal opaco.
Ni sueños, ni recuerdos... procedimientos, hablas y cuidados, quiero amanecer junto a mis ojos, iluminando mi alma... Tengo que guardar esto en alguna parte de mi y no hay nadie quien me ayude... Me comporto como otra mujer, y me estoy dando cuenta que soy yo misma..."


- Me marca más veranear con mi hermana la Chusa que ser lesbiana, Sí, en serio, la relación entre dos mujeres está tratada desde el punto de vista del mito masculino. Estoy hasta la perla mojarrilla, de que mi estado de bollo sea tratado cerco de lo masculino... Y seguro que todo hombre hetero le mola lo que hacen dos mujeres en la cama: pues bien, les diré que yo cuando ligo con una tía, llegamos a la cama, nos desnudamos y nos calzamos nuestros trajes espaciales para recorrer paso a paso la luna entera...
Uy, perdón, no me he presentado... Soy María Begoña Valmonte Bonezzi, Beg para los amigos... Soy persona, lesbiana, natural de El Hoyo, Córdoba.
Mi delito para emigrar a la gran ciudad: enamorarme como una tonta, y sufrir por un amor imposible. Ser mujer, lesbiana y maestra de un colegio en el pueblo, es sentenciarte para siempre a la amargura de un pozo sin fondo. Abandoné mi amor y mi tierra para que ella pudiese ser feliz.
Mi madre me decía que era como un personaje de Eugenio d´Ors, una verborrea pescadera... Ahora juego al escondite en las faldas de mi hermana Chusa, aunque me hubiera ido a París a inundarme de luz.
- Perfecto, Beg. Te llamamos.
- ¿Ya? pero no te he contado nada de mi vida... Fui transportista de leche de un camión cisterna, y en mi adolescencia me lié con el párroco del mi pueblo, claro que eso era antes de ser lesbiana pura, no mixta...
- Vale, vale, bonita... la puerta está ahí.
- Bueno, dos besos, ¿no?

- Perdona..., dos vinos blancos, una cerveza sin alcohol y una con limón, ¡ah! y una ración de croquetas.- pide Chusa al camarero.
- Estoy mareada, con ganas de vomitar.- le digo a Marco.
En ese momento le sueña el móvil a Chusa.
- ¡¡¡Mecagoenmiputacarabela!!! Mi hermana Begoña.- con desgana contesta.- Dime, Beg. ¿Qué te pica ahora? ¡¡¿¿Quéee??!! ni lo sueñes... te veo luego, pide las llaves a la portera.
- Joder, tía, ¿Qué pasa?.- le dice Marco preocupado.
- ¿Qué, qué pasa? que a mi hermana la han cogido para participar en un reality Show...
Todas miramos a Chusa, y nos partimos de risa, porque ya nada más podía pasar hoy.




Continuará...




Comentarios

  1. Cuando parece que no puede ir a más el asunto...
    Me encanta, cada entrega está llena de sorpresas.
    Muchas gracias!

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  2. Que bueno...se pone interesantísimo. Eres el mejor.

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  3. así,así, caña al mono que es de goma...

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