tanta tontería...



En los tejados, todos los colores de la noche quedaban reflejados en la galería de cristales robando a los edificios por todas las partes la esbeltez que podía suponérseles.
Los muros de mi personalidad no eran ni bonitos, ni educados, ni tan siquiera con lógica... Tapando las viejas señales para no crear falsas esperanzas, y lanzar un grito entre tanta tontería. Cuando no es una cosa, es otra. Cuando no es por mí, es por tí. Cuando no es por el tiempo, es por una actitud, y cuando no hay caricia, no hay temor. Empiezo a casarme de tanta tontería, de lo sinsentido que son esos espacios aéreos de tus medias palabras que subyacen entre las idas y venidas, y que por un momento son capaces de herirme haciendo de mi vida un parásito.
Escucho el murmullo de las cucarachas comprender el candor de la inocencia con la que me hablas.
¿Es posible perecer sin ninguna coartada que embellezca tu sublime prosa?
No, rotundamente no. Prefiero tirarme frente a un saco de espinas y vivir ajeno a lo que acontece, sin ninguna posibilidad de crecer bajo tu sombra. Todo cambia, menos la tontería... Pero volví a sentir que no iba a caer en la trampa. Y que con ello, todas sus esperanzas se limitan en una simple despedida.

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