La copa vacía, larga espera.



Sé condensar una gota de agua en mi sereno ceño, lo mismo que recoger del viento un puñado de aliento. Soy una copa vacía en la soledad de una luz vespertina, mientras mi cuerpo caminaba, lento y pausado, contemplando como tornaba el entorno de un negro violáceo augurio de un no venir, no llegar.
Soy una copa de sombras chinescas, de esas que cautivan al espectador, pero vacía de alegría y de ascenso... Aire frío mezclaba mi quietud y mi cabello, ciñendo el hueco que dejaste sin pisada firme.
La copa vacía en la larga espera, esperando, sin desesperar que un día vengas, y ese día con tus labios curves un te quiero, y te atrevas a decirme todo lo que sientes, entre las paredes verdes y pardas de tu llena cabeza.
Volverás a irradiarme luz cuando me reflejo en tus ojos, y la copa de sombras se transformará en color, sin estar cansado de los mismos colores de tu paleta cromática... Reintegrar miradas, olores y sabores colocadas en ese hueco sin rellenar.
Derrama, en un segundo, como la espera que llega a ser terrible, gélida que por un momento desazona el alma, tus labios en el interior de mis manos, para completar el puzzle inacabado de mi tristeza que se escapa en esa espera, que ya es muy larga.
Anuncio que la magia se diluye por el desagüe, con mi incertidumbre y tormento. Adiós, volveré a verme en tus ojos, sin desdicha hueca.
No soy frágil, es un loco suelto... fuerte como el hielo y abrasador como el fuego.

Comentarios

  1. Me ha encantado y me ha emocionado. Sigue escribiendo así de bien.

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  2. Jope Miguel Angel que bonito...el comienzo inmejorable, atrapas desde la primera palabra hasta la última, en serio, no pares....

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