el ladrón de besos (microrelato)

Cómo puede dolerte el rostro al contacto de mis labios, si no te duelen las manos, al rozarlas con las mías. Te estafo un beso a cambio de una caricia, de un silencio o mudo suspiro.
Los besos que te robo en el quicio de tu aliento me duelen secos, se humedecen cuando me regalas tu aire fresco de tu boca.
Aquí estoy, vencido por el sueño, pero en un descuido y con alevosía hurtarte un beso de rosa aterciopelada y hacerme crecer en tu entraña deliciosa.
Quiero un diluvio de besos, alegres, deseosos, dulces que aumenten y permanezcan adheridos entre mi espalda y mis labios, parapetes de cansancios y rutinas.
Posado sobre tus ojos verdes otoñales, de la dorada espiga y el verdoso candor de tu musgo, quiero desvalijarte de besos, escondido entre tu lóbulo y tu sueño, alerta, inquieto para facilitarme la hazaña, bajo tu techo del abrazo.
Me llamaste ladrón de besos, por desahuciarte a escondidas, pero me los regalabas con alegría entre lo indebido y la calma sin fantasmas... Los besos expoliados quedarán para siempre entre el sueño de los justos y mi amor profeso... Dormiré en el cajón de la añoranza por tu llegada, sin distancia, cómodo fundido sin presagios de tormenta... Estaré sintiéndote esos besos libres que no das por miedo a enloquecerte... a padecer...
Mi reloj estará en mi lagrimal, y volveré una y otra vez a ser tu ladrón de besos en medio de la barrunta del amor. Sin miedo.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares