Manhattan & Sushi (12): Monstruos imaginarios.

La oscuridad predominaba dentro y fuera de mi vida; la casa de Bibi estaba completamente a oscuras y hacía un calor asfixiante.
- No tengo aire, ya sabes, y no pienso abrir las ventanas.- me dijo quitándose el vestido y dejándome ver su cuerpo desnudo.
- Joder, tía para no haber dormido en toda la noche, estás estupenda.
- Anda... qué tonterías dices... El calor te aturde... voy a darme una ducha, tómate algo fresquito, y ahora hacemos la prueba, retén liquido.
Puse algo de música, el disco que retenía la platina de la cadena de música era Dalida "Come Prima", la música francesa me remueve, estremeciendo hasta mi vello corporal, pero no me importaba escucharlo; quería sacar la bilis que estaba contaminando todas mis fuerzas emocionales.
Me puse un refresco de Cola, me quité los zapatos, y como no estaba Bibi, me encendí un cigarrillo... Me tumbé en el sofá, que tantas veces ha hecho de valle de lágrimas, que en sus brazos nos hemos rendido a soñar en noches imposibles, donde se esconde el silencio. Al sofá de Bibi lo amábamos todas, guarda los secretos de todos nosotros que evocan nuestras palabras...
Aspiraba a la vez que se consumía mi recuerdo en Feliciano, y en tan solo un segundo, me vino a la cabeza lo que posiblemente cambie mi vida para siempre.
- Susa, no fumes, que te hostio... .- gritó desde el baño.
- Nooo, cansina... ya lo apago.
- Susaaaa... o sea que fumas de verdad. ¡Ya salgo!.
Abstraída estaba en mi estado nocivo para mi mente, cuando apareció Bibi envuelta en una toalla grande y en palabras amenazantes:
- Tu turno, y como te vuelva a ver con un cigarro en la mano, te lo tragas de raíz. Entiendo que estés de los nervios, yo estoy que me cago encima... Mira que cuadro; tú y yo desahuciadas emocionalmente, Marco y Chusa ajenos y follados, y de la estoy en un sin vivir es de Lola. O sea que mueve el culo y cuando te hayas duchado me llamas y vemos el resultado.
- A sus órdenes, mi teniente.- Un besazo sonoro en sus labios le provocó una sonrisa.
- Anda, Cabrona...- me dio un cachete en el culo.
Me desnudé despacio como si me fuera la vida en ello, sin encontrar la paz, tengo tal remolino en mis entrañas que me confundo fácilmente, me doy miedo, porque los acontecimientos de mi vida y de las personas de mi entorno me tienen absorbida, por eso soy dueña de mi vida, de mis miedos y de mis dudas... Y yo soy la que tiene que tomar la decisión de lo que ocurra, pero antes, debo escapar de ser presa de mis sentimientos.
Estoy de pie frente a un espejo que descubre mis ideas, con ganas de huir y que nadie me culpe por mi proceder, porque mi mundo cambia con una noticia así.
Sé perfectamente que Feliciano no lo aceptará y por eso tengo un cargo de culpa, porque sigo enamorada de él. Sé que si estoy embarazada, estaré sola en este proceso de mi vida, que no le tendré a mi lado para apoyarme, estará pendiente de Angus, por lo tanto tengo que asumir y aceptar la realidad.
Unas lágrimas cayeron a modo de bálsamo, respirando profundo intento darme una ducha para ahogar los malos presagios y pensamientos oscuros que tanto me han atormentado estas horas.
- Susa, ¿Estás ahí?.- me toca en la puerta.
- Sí, ya voy...
- Joder, tía, qué no vamos de boda...
La ducha me sentó bien, y ahora venía lo que menos me apetecía hacer: saber si voy a ser madre.
Me senté en el water como si de una silla eléctrica se tratara, en mi mente retumbaba los gritos de los niños que jugaban en el parque que colinda con la casa de Bibi, y me entró una angustia tremenda...
- Bibiiii, ven por favor.- le dije con sollozos entrecortados.
- Dime, tesoro, schssss, un segundo.- habla con el contestador de Lola.- Lola, coge el teléfono, si me estás gastando una broma, no tiene gracia... Vamos en media hora a tu casa. Llevamos comida. besos.- cuelga y me mira fija traspasándome.- Susa a Lola le pasa algo... venga, rápido, mea, y afrontamos cuanto antes, porque esto se está alargando más que el día de la madre, y nosotras ya casi abuelas.
- Toma, paso, míralo tú y dime lo que sea.

Bibi tomo el test de embarazo entre sus manos, concentrada y sin emitir ningún gesto, me cogió de las axilas y me empujó hacia ella...
- Dime, coño, que me muero.
- Tesoro, estás embarazada. ¿Te doy el pésame o la enhorabuena?.- me dijo entre su abrazo, al que rompí con mis lloros.
- Mecagoenmiputamadre... qué coño he hecho....
- No te lamentes, por favor, vamonos, todos te apoyamos, Susa. Vístete y hablamos todos en casa de Lola.
Asentí, me recogí el pelo en una coleta, me puse un vestido oscuro de Bibi y una alpargata.
- Joder, ¿Quién se ha muerto, tía?
- Es mi presagio, he muerto ahogada en un río de monstruos que atacan mi felicidad.
- ¡Qué exagerada eres! Es lo mejor que te puede pasar...
- Claro, para el núcleo cristiano de la familia.
- jajajajajaja... yo soy una mujer libre de cargas, Bibi.
- Y unos cojones... ¿Tú libre de cargas? mira, no me hagas reír que se me ha olvidado la risa, hoy. Estoy sin expectativas y con una presión en el pecho de órdago. Por lo tanto, nos largamos y desarrollamos el tema desde los cuatro puntos de vista, ¿de acuerdo?.
- Vale. Estoy cagada. Nunca había sentido el monstruo del miedo tan cercano.
- Calla.
Cogimos un taxi. Bibi volvió hablar con el contestador: "Lola, bonita, al final tu contestador y yo vamos a tener un affaire. Estamos en diez minutos."
Llegamos a casa de Lola, la portera nos dice que no la ha visto salir.
- Niñas, yo he estado cocinando el potaje de los sábados, que viene mi hijo a comer, si ha salido en el momento que he estado en la cocina... porque...
- Vale, vale, Concha... nos queda claro, si usted no la ha visto, es que no ha salido, porque me consta que tiene un radar muy extenso.- le interrumpió Bibi.
Nuestro corazón se aceleró por momentos, y una náusea me vino de sorpresa.
- Bibi.. tengo ganas de vomitar.
- Pues te guardas las ganas en el bolso. Estoy de los nervios y te puedo pegar una bofetada.
La incertidumbre de lo que podía ocurrir detrás de la puerta del ático B, era un ahogo en toda regla. Llamamos, golpeamos, y nadie contestaba.


En la sala de espera de la unidad de Trauma nos encontrábamos los cuatro, Marco lloraba, Chusa le voceaba, Bibi absorta en la ventana y yo vomitaba en la papelera.
Lola ausente.

Continuará...

Comentarios

  1. Me cachis..., cuanto te gusta el drama, con lo bien que hubiera quedado que Susa viviera la vida sin preocupaciones...,pero no, a joderse y aguantarse..., como siempre nos dejas en ascuas...

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