Manhattan & Sushi IX: Una nueva soledad...

Se despertó entre sus brazos, la cortina de la habitación jugueteaba con los intensos rayos de sol que se colaban inocentes, dando vueltas el mundo interior de Chusa.
Desorientada... desnuda... y un pequeño estiramiento de su cuerpo lánguido hizo despertar a su amante, al que besó en la frente. Se levantó de la cama, enrollada entre las sábanas de satén negro, el pelo enredado entre su cabeza y el cuello.
Temperatura exterior veintinueve y Chusa parecía que estaba a menos dos grados.
- Es demasiado frío este momento, porque sé que no te voy a volver a ver.- Le dice Chusa al hombre al que le ha ofrecido su deseo, su cuerpo, su piel.
- ¿Por qué me dices esto?.- se incorpora en la cama sentado con las piernas cruzadas, dejando ver su sexo erecto, terso, húmedo...
- Tápate... no quiero repetir lo que creo que nunca debí sentir.- Se enciende un cigarrillo mentolado, apurando con grandes caladas el momento y el cigarrillo a partes iguales, sintiéndose cada vez peor.
- Tienes diez minutos para largarte de mi vida, sal y no vuelvas... .- deshizo el cigarro presionando fuerte contra el cenicero...
Se soltó las sábanas, su cuerpo desnudo, su corazón al revés, su mente fría... Se enjuagó la boca con ahínco, escupiendo como si echara el bofe...

Se despertó con un beso dulce, las lenguas enlazadas como si fuera la última vez, y un abrazo que hizo expresar una mueca entre el dolor y amor que esa misma noche le habían profesado. Desnudos, recorrió entre besos todo su cuerpo, las caricias blanqueaban la razón, calando fuertemente el interior de Marco; sin hablar, le abrazó... borracho de pasión, sabía que era el momento decisivo para que no fuera simplemente un polvo, se lo jugaba a una carta, nervioso, él quería una segunda vez, o tercera, o toda una vida.
Marco quería aprovechar el momento... en plena confusión escuchó:
- Debo irme, es tarde... y mi novio llega esta mañana de viaje, me espera en el aeropuerto, Marco.- se incorporó ante la mirada atónita de su compañero de cama.
No dijo nada... simplemente pensó: "Es sólo un polvo, ya está, estoy bien, es sólo un polvo..."
- Vale.- dijo sonriendo falsamente, le hubiera escupido en la cara y le hubiera dado una soberana patada en el culo.
- ¿Pensabas que sentía algo?.- le dijo el camarero errante.
- Hombre... me has follado dos veces, besándome, con ternura, con la mirada y no sentía que te perdía... No soy un coche al que puedes aparcar de lado, y meter la primera, ¿entiendes?, soy maricón pero con sentimientos... si querías un polvo, me lo comunicas... .- perdiendo los papeles.
- Marco existe la diferencia entre amor y deseo... yo te deseaba, y quería acostarme contigo.. eres dulce y cañero en la cama, como me gusta...
- Veteatomarporelputoculo... lárgate de mi casa... y vas a comerle la oreja a tu puto padre... ¡Largo!
Intentó besarle, pero esquivó una buena bofetada en la cara.

Intentó besarla, Chusa movió su cabeza con indiferencia, miraba a su amante con desprecio:
- No necesito beso, adiós.- le dijo en el quicio de la puerta.
- Adiós, Chusa, espero que algún día me des una explicación de lo que te ha pasado... dime, ¿he hecho algo mal? ¿dije algo que no debiera?
- ¡Largo!.
Chusa cerró la puerta de un portazo... Se encontraba perdida, sin rumbo... fue una noche infinita y donde el amante le dijo mucho, y ella nada, desconfiaba, no quería oír lo planes de futuro de un hombre al que simplemente le había conocido en un club de moda, y que sus tarjetas de visita era el deseo pasional que sentían... Perdida estaba Chusa en su casa, sin saber que hacer, en una nube agrisada.
Desorientada decide darse una ducha para poder ver las cosas de otro modo... al dar el agua, se pone a llorar desconsoladamente, y maldice su estado:
"Qué coño he hecho... la maldita desconfianza en los putos hombres... pero si él no me hubiera dicho, entre el deseo de cada embestida, te quiero... no tendría el presagio de las palabras de un adiós... ¿A quién se le ocurre decirme que me quiere, si me conoce de una puta hora?"

- Te pido que me comprendas, Marco, no quiero olvidarme de ti... me gustaría tenerte como amante... ¿sí?
- jajajajajaja,... ¿Pero tú eres gilipollas o qué? Largo de aquí, ¡ya!.- le empuja al exterior de su vida, y de su casa...
Marco deambula entre el sollozo y el desasosiego de encontrarse solo, después de disfrutar al máximo en una noche rara, de luna plata... Se da asco, se mete en la ducha, llora, y se pega bofetadas en la cara... Ahora entiende como se siente una persona cuando le rechazan, y él ha pagado por todo el mal que había hecho a muchos hombres que besaban por donde él pisaba.
Susurra: "La vida te da unos zarpazos, de cojones, cuando creí que había cogido el cielo con las manos, caes en caída libre ante los sentimientos más asquerosos del ser humano... Sólo quería follar, maldita sea, qué me lo hubiera dicho..."
Termina sentado en la ducha, llorando desconsoladamente.

Chusa se despeja sumergiendo sus amargos sentimientos en un dulce café... arrepentida hasta la médula de todo lo ocurrido, memorizando todo lo acaecido...

Marco se despeja como alma en tempestad, un vaso y una botella de tequila, mezcla lo amargo del limón, la sal de su herida, y el orgullo hecho añicos, tapa el vaso con la mano, coscón contra la mesa de cristal del salón y de un trago, revoluciona su cuerpo. Mientras prepara otro, divisa la situación dantesca en la que se encuentra:
Una nueva soledad, su corazón sobrevolaba entre la ropa tirada, botella de vino vacía, los condones usados... y al otro lado, Marco, poniendo el alma a sonreír, decidió no hacer drama de esto... pero bebió hasta...

Chusa tenía que sacarse toda la mierda que tenía dentro, se sentía frágil como el cristal, aguijoneada por la vida; una mujer de éxito profesional no podía quedarse con un hombre, llamado como su padre, y fiscalizándole sus planes de futuro:
- "A otra cosa, mariposa..." .-apuró su café hasta...

A Marco y Chusa le sonaron los móviles... una melodía discreta avisaba que tenían un SMS:
"Amores... estamos en el Hospital Montepríncipe... os necesitamos. No os preocupéis, todo bien."
Los dos cruzaron los dedos, al compás, con el corazón en un puño, corren al encuentro de Susa y Bibi.

CONTINUARÁ...



Comentarios

  1. Joer, como la vida misma a bocajarro, sin anestesia, que es lo mejor. ¿Donde están las historias con finales felices que desde pequeñitos nos inculcan? el príncipe, la princesa, que se quieren, etc...,que comen perdices.

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