d e s e o . . .



La mirada me cercó mi movimiento, sus ojos me desnudaron completamente, lleno de pudor, conseguí resarcirme de mi mal día... Tenía sus ojos pardos clavados en los míos, su esbozo de sonrisa, consiguió ponerme más nervioso de lo que estaba.. Enseguida mi mirada desvergonzada alcanzó su entrepierna, y solté una carcajada burlona.
Me gustaba..., me gustaba sentirme deseado, yo le deseaba igual. Humedecí mis labios con mi gin-tonic; mezclando acidez y lujuria a partes iguales... dibujando en mi vaso con mi pajita movimientos oblicuos a la vez que se aceleraba mi rubor.
Decidido... sin respiración, terminé comiendo como un ave rapaz sobre su cuello, su olor a almizcle y a sándalo, me ponían más excitado, notando bajo mi pantalones una meseta considerable... Cerré los ojos, me dejé llevar por el movimiento suntuoso de su mano sobre mi cabeza, mientras le besaba con fuerza, uniendo nuestras lenguas en una sola, deseándonos sudorosos de follar hasta la extenuación...
Mi lengua recorrió cada milímetro de su piel sudorosa y potenciando más su olor viril, cercano, me volvía loco, poseído; predominaba un sabor agridulce en mi boca, al llegar al espinazo de su cuello, sentí su piel erizada y mi sexo palpitaba erecto, deseoso...
Al entrar en su casa, cerró la puerta con el pie, se inclinó sobre mí, empujándome para sentirme más en él, amenazado por sus bajos prominentes, encerrado entre sus manos, contra la pared, inmóvil... Supe que en aquel momento dominaba la situación, y yo encantado.
Me mordió el labio superior, y un pequeño hilo de sangre atravesó mis labios, pero una embestida de su lengua, limpió por completo, halando saliva, sudor y sangre... me volteó y sentí su aliento fresco sobre mi nuca; rompió mi camisa blanca de seda al abrazarme cogiendo mis pezones duros como piedras... bajando una de sus manos por mi torso, y sin desabrocharme el pantalón, metió su palma en mi pubis alcanzando mi glande terso, erecto y supuroso... Notaba varias convulsiones empujándome hacia la pared, mientras él, como un autómata arremetía sobre mis cachas con fuerza.
"quiero follarte..." me susurró en el oído mientras mordía suavemente mi lóbulo de la oreja... Volvió a arrastrarme sobre su lengua... se deshizo de su vestimenta, por fin contemplé su cuerpo en acción...
Se separó por un instante, dejando al aire su miembro mástil, y con un guiño y un ligero movimiento de cabeza; ahí estaba yo succionando y lamiendo todo su camino hacia el cielo... sus jadeos y afirmaciones hacían sentirme seguro... No dejó desnudarme, me cogió en volandas y mientras me besaba con un beso largo y lleno de vitaminas para mi testosterona... me soltó en la cama, el simple contacto con sus sábanas de seda negra, hizo que mi sexo se empapara.
Prendió unas tijeras en su mano derecha, la izquierda juguetona, la metió por mi bragueta, ligerando con fuerza mi sexo ardiente. Me dispuso a cuatro patas, me cortó un círculo perfecto en pantalón y mi boxer, dejando mi gruta al descubierto. Me lamió repetidas veces, excitándome, mi sexo reventaba, palpitaba como herida abierta.
"Fóllame... Fóllame... " grité a media voz...
me mandó callar... tapándome la boca... un segundo de silencio que me pareció eterno y de pronto, enterró su firme y tensa polla en mi gruta... Un sonido desde el fondo de mi ser hizo que me abriera a él... fuertes embestidas, fuertes convulsiones, jadeos, respiraciones... Se paralizó por un instante dentro de mí, sin salir, bombeó mis secretos... yo contraído y loco de deseo, me deshice de una exhalación larga, preludio de una eyaculación sobre el satén negro.
El terminó encima de mí.. me abrazó, me besó y acariciándome mi pelo, me ofreció un cigarro, fumamos juntos... dormimos abrazados...
Un rayo de luz entró inquietante por la ventana, y el olor a café recién hecho despertó mi ser... sentado en el filo de la cama, él.. sonriente...
"¿desayunamos?"
Sonreí... desde ese momento.. Creí en él.

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