Enchinchonados.

Subimos al coche a lo Telma y Louise, buena música, sentido y orientación. Abrimos nuestros corazones al asfalto, mediante risas y buenos propósitos, dejamos al aire los problemas que nos angustiaban, abandonándonos juntos a pasar un día maravilloso.
llegamos a Chichón bajo un cielo encapotado, mezclando en su paleta la gama de los grises y blancos, destellos brillantes del presagio de lluvia...
Sus paisajes pardos, dorados, ocres y grises, cerrados por grandes piedras tocadas por el paso del tiempo, racimos de casas agrupadas en cerros que cobijan su singular Plaza Mayor y sus callejas enmarañadas recorren, renqueantes, la vida y la historia del pueblo; un pueblo vivo para su historia, y ciego de soles, lunas y vientos, ausentes ellos, como si participaran en la misma fiesta.
Pateabamos entre calles y casuchas, nos dimos cuenta que Chinchón era un pueblo para contemplar, desde sus gentes (incluída alguna Choni autóctona), su comida, su historia y sus DULCES... joder con los dulces de Chinchón.
No es de extrañar que aparte de Reyes, Condes, duques y demás alcurnia, otros personajes quedarán entusiasmados con la maravillosa ciudad; Lope de Vega escribió su obra “El Blasón de los Chaves de Villalba” y FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES, pasó largas temporadas en esta localidad al tener a su hermano Camilo como capellán de la iglesia parroquial.
Disfrutamos de una aprobada comida, del simpático y guapo camarero, pero sobre todo de la compañía que pese a la lluvia, de la que no nos importó lo más mínimo hicimos de una excursión, una escapada fabulosa.
Callejeamos, admiramos, encontramos e inmortalizamos bellas estampas del pueblo, criticamos a sus gentes, no paraban de comer, sea lo que sea, desde el "esnaque" más socorrido para esta ocasión, hasta el panorro fabricado en sus hornos.
Los bollos del pueblo, qué bollos, de todos los tamaños, sabores y colores, con crema, borrachos, de chocolate, de masa dormida, de hojaldre; Tetas de novicia, pelotas de fraile, monas de pascua... era la hostia.. yo hubiera empezado por la pastelería más cercana a la plaza y hubiera acabado con la más alta de la calle, pero pensé que aquí no había Samur y decidí controlarme..
Ese mismo día, Sábado Santo, celebraban La Pasión de Chinchón un espectáculo popular según los expertos:"espectáculo popular de fe, luz y sonido que se desarrolla en el incomparable marco de sus calles y plazas." Nosotros nos dejamos de fe, de luces, de sonido (muy fuerte parecía un noticiario del NO-DO) y nos embarcamos en un peregrinar junto a nuestro Jesús.. ¡qué Jesús! ¡por los cuernos de la luna y los clavos de Cristo!
Lo procesionamos en nuestra mente calenturienta, como seres impuros... llegamos a ser puercas de primera.. no nos importó el frío, la lluvia e incluso las chonis con paragüas, que mira que eran pesadas...
Acabamos exhaustos pero con una gran Sonrisa..
Qué buena Cómplice.. repetimos. Te quiero, O.



Comentarios

  1. Buenísimo, me gustas cuando me haces reir. Eres bueno dentro del relato con humor. Muy divertido y ágil, genial amigo.

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